La sala era mucho más espaciosa y cómoda que la anterior, ambientada con una música de las que aclaran el espíritu. Cómodos sillones invitaban a la quietud. Una pareja sonriente me salió al paso.
- Acérquese, señor. Dijo una voz aterciopelada. –Y acomódese.
-Gracias. Me dejé caer sobre un mullido sofá y al poco rato la pareja me acompañó y ambos tomaron asiento, a derecha e izquierda.
-Permítame una sugerencia, dijo la voz grave. ¿Hay algo que podamos resolver con un poco de dinero? Sí, digamos, ¿algo así como una ayuda económica para salir de un mal trance?
-No se trata de dinero, respondí. Yo no he venido aquí para pedir consejo sino para entregar mi vida. Nada hay que pueda resolver el dinero cuando un vínculo se ha destrabado de manera fatal porque ha perdido su coherencia.
-Cruzaron miradas y sonrisas. Tras un momento de vacilación iniciaron, mano a mano, una explicación sumaria.
-Preste atención, por favor, es importante. Desde el momento mismo en que usted sorteó la puerta principal de estas dependencias accedió a una, llamémosle, tierra de nadie. Ahora mismo está usted en una especie de patria del olvido y el perdón. Ya no puede desandar lo andado; no puede volver atrás. Desde ese mismo momento, como digo, el resto de la gente quedó fuera de su alcance; ya nadie le espera. Todos los que le conocieron en este mundo están convencidos de que ha muerto. Usted es un héroe para ellos. Ella, también lo cree; recibió el mensaje. Ya está curada de la enfermedad que usted vino a tratar.
Y ante mi incapacidad de formular pregunta alguna, continuó. Le explico: ese gesto suyo ha obrado el milagro pero ahora ella llora su pérdida. Daría cualquier cosa por usted y en un plazo similar al que emplean las aves en completar su migración en invierno, estará a las puertas de estas dependencias para intentar un canje de su vida por la de usted. El reloj se pone en marcha y un nuevo ciclo sucede inexorablemente a otro. Es la ley de la vida que conocemos.
Pues bien, -ahora era la voz aterciopelada quien tomó el relevo- se abren ante usted dos caminos: puede quedarse a vivir en este reino de nadie, en la tierra del perdón y del olvido, rodeado de todo tipo de comodidades por el resto de sus días. Nadie le molestará y podrá dar término a todos los proyectos que llevaba entre manos antes de entrar aquí y que tanto le satisfacían. Puede hacer eso, digo, o bien atravesar la última puerta que lo llevará a otro mundo desconocido desde el cual podrá usted intentar algún tipo de contacto con el mundo anterior. No le garantizo nada.
Me puse en pie ante el gesto de sorpresa de mis dos amables ángeles. Me dirigí a la puerta y antes de franquearla, me oí decirles: no tengo elección, ella y yo sellamos un pacto antiguo según el cual quien de los dos se marchara antes intentaría la comunicación con el otro para indicarle el camino. Es, por otra parte, la única manera de restablecer el vínculo.
Era una puerta de doble hoja y luché mucho para conseguir que cediera. Una vez traspasado el umbral escuché el gemido del viento sobre un bosque cercano. De pronto creí ver una sombra que se alzó por encima de los árboles con la velocidad del rayo. ¿Isis? ¿Eres tú?
Y un instante antes de que me alcanzara el dragón de las siete cabezas, la vi; no había duda, era ella.
- Acérquese, señor. Dijo una voz aterciopelada. –Y acomódese.
-Gracias. Me dejé caer sobre un mullido sofá y al poco rato la pareja me acompañó y ambos tomaron asiento, a derecha e izquierda.
-Permítame una sugerencia, dijo la voz grave. ¿Hay algo que podamos resolver con un poco de dinero? Sí, digamos, ¿algo así como una ayuda económica para salir de un mal trance?
-No se trata de dinero, respondí. Yo no he venido aquí para pedir consejo sino para entregar mi vida. Nada hay que pueda resolver el dinero cuando un vínculo se ha destrabado de manera fatal porque ha perdido su coherencia.
-Cruzaron miradas y sonrisas. Tras un momento de vacilación iniciaron, mano a mano, una explicación sumaria.
-Preste atención, por favor, es importante. Desde el momento mismo en que usted sorteó la puerta principal de estas dependencias accedió a una, llamémosle, tierra de nadie. Ahora mismo está usted en una especie de patria del olvido y el perdón. Ya no puede desandar lo andado; no puede volver atrás. Desde ese mismo momento, como digo, el resto de la gente quedó fuera de su alcance; ya nadie le espera. Todos los que le conocieron en este mundo están convencidos de que ha muerto. Usted es un héroe para ellos. Ella, también lo cree; recibió el mensaje. Ya está curada de la enfermedad que usted vino a tratar.
Y ante mi incapacidad de formular pregunta alguna, continuó. Le explico: ese gesto suyo ha obrado el milagro pero ahora ella llora su pérdida. Daría cualquier cosa por usted y en un plazo similar al que emplean las aves en completar su migración en invierno, estará a las puertas de estas dependencias para intentar un canje de su vida por la de usted. El reloj se pone en marcha y un nuevo ciclo sucede inexorablemente a otro. Es la ley de la vida que conocemos.
Pues bien, -ahora era la voz aterciopelada quien tomó el relevo- se abren ante usted dos caminos: puede quedarse a vivir en este reino de nadie, en la tierra del perdón y del olvido, rodeado de todo tipo de comodidades por el resto de sus días. Nadie le molestará y podrá dar término a todos los proyectos que llevaba entre manos antes de entrar aquí y que tanto le satisfacían. Puede hacer eso, digo, o bien atravesar la última puerta que lo llevará a otro mundo desconocido desde el cual podrá usted intentar algún tipo de contacto con el mundo anterior. No le garantizo nada.
Me puse en pie ante el gesto de sorpresa de mis dos amables ángeles. Me dirigí a la puerta y antes de franquearla, me oí decirles: no tengo elección, ella y yo sellamos un pacto antiguo según el cual quien de los dos se marchara antes intentaría la comunicación con el otro para indicarle el camino. Es, por otra parte, la única manera de restablecer el vínculo.
Era una puerta de doble hoja y luché mucho para conseguir que cediera. Una vez traspasado el umbral escuché el gemido del viento sobre un bosque cercano. De pronto creí ver una sombra que se alzó por encima de los árboles con la velocidad del rayo. ¿Isis? ¿Eres tú?
Y un instante antes de que me alcanzara el dragón de las siete cabezas, la vi; no había duda, era ella.
13 comentarios:
Toda una odisea, trampas en el camino y tentaciones.
He encontrado similitudes que me han retrotraido en un fascinante viaje en el tiempo.
Muy muy interesante tu relato en dos partes, ideas claras y conceptos igualmente claros, sensibilidades a flor de piel y un final de esos que te dejan helada, sin duda.
Saludos desde la otra orilla.
Es un buen relato de narrativa, aunque siento quecai en un universo personal, y para entenderlo deberia hber leido otros de tus relatos.
En fin es entretenido.
Un abrazo
Buenas tardes Señor Náugrafo, ya he leido la II entrega. Me ha gustado. Me ha hecho pensar y volver a leerla.
Ese Dragón de 7 cabezas,¿es bueno o es malo? ¿Es Dios o el Demonio?.
¿De verdad te dejaron entregarle su vida?
¿De verdad te devolvieron la tuya?
Glup!
Querido Prometeo:
Acabo de leer tu relato, en dos partes, "toda una vida", me ha gustado mucho, es interesante y reflexivo. Es lo primero que te leo, y espero seguirte más a menudo.
Si una encrucijada de caminos nos puso en contacto, en la red de redes, creo que deberiamos colaborar más estrechamente. Yo te proporciono las fotos, las imagenes... Tu te ocupas del texto.
Pímede lo que necesites para ilustrar tus relatos, y yo trataré de satisfacer tus necesidades, con fotos que ya tenga, o las haré expresamente para vos.
Intuyo tu mirada trás esas gafas... sonries?
Ese castillo está en un lugar llamado El Berrueco, entre Martos y Arjona, en la provincia de Jaén.
Gracias por las palabras de ánimo que dedicas a mi blog, llevo poco tiempo, pero lo disfruto mucho. Visitame cuando quieras, sin prisas, un lujo el tenerte dejando huella entre mis post.
Redacta el CONTRATO, sin letra pequeña, por favor, esta parte estará encantada de firmarlo.
Saludos!
Hola, alba*.
La vida, como sortear el curso de un río.
Saludos
F, muchas gracias por su visita.
Saludos
Una pez payado, muchas gracias.
Toda obra de ficción admite diferentes matices. Seguramente no tiene interés por mi parte acotar su sentido. El dragón de 7 cabezas es un "personaje" que aparece en el libro del Apocalipsis. En todo caso es alguien que viene a cumplir con un decreto.
Y a sus últimas preguntas, continúo en la misma tesitura: hay presencias y requerimientos que redimen de un castigo, pena o autoimposición. Aunque no siempre.
Glup!
Muchas gracias, Carmen por tu visita y por tus amables palabras.
Recojo el guante y acepto esa colaboración estrecha que me propones. Será interesante trabajar contigo. Tu blog es, sin duda, un sitio diferente y las fotos que he visto son muy buenas y me han gustado mucho porque están envueltas en un halo que me es muy cercano. De manera que sí, colaboraremos a partir de ahora. Eres muy amable.
Tras esas gafas hay un rostro serio. Pero efectivamente, al fondo hay una sonrisa que tú has sabido ver.
El castillo me gustó. Tengo predilección por los castillos y cuando encuentro uno lo visito. Si tuviera tiempo y dinero me gustaría hacer la rehabilitación de un castillo que tengo visto (incluso edificar uno a la antigua usanza). El que tú tienes me recordó a la fortaleza de Gormaz en Soria. Tengo por ahí algunas fotos de ese y otros castillos.
Sin duda que te visitaré a menudo. Y sigue con ese ánimo que la veteranía se adquiere con el tiempo, así que muy pronto tu blog crecerá y nos deleitarás con tus detalles.
Saludos.
Qué interesantes son los efectos que produce la escritura, sin duda es algo maravilloso encontrarse entre palabras. Gracias por tu comentario.
"Si tuviera tiempo y dinero me gustaría hacer la rehabilitación de un castillo que tengo visto (incluso edificar uno a la antigua usanza)"
Hola, Prometeo, disculpa mi osadía, pero es que me ha llamado la atención esto que dices y me preguntaba luego de rehabilitarlo. ¿Qué harías?
Por aquello de los fantasmas y los espíritus que deambulan por sus estancias :-(
Tenebrosas tardes.
Gracias Magdalena por tu visita.
Saludos
Alba*, después de rehabilitar el castillo lo abriría al público para que las personas interesadas tuvieran la oportunidad de disfrutar de él.
Lo que menos me preocupa en este caso son los fantasmas.
Saludos y buen finde
Alguien dijo fantasmas? ^^ fue un comentario jocoso, Prometeo, aunque he de decir que nunca pasaría una noche sola en uno.
Los castillos son vedaderas obras de arte, hace algunos años de viaje por Francia visité varios y los hay que quitan el hipo.
Un cordial saludo y buen finde para tí también.
Bss
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