16 junio 2009

Puebla Marina IV: El Cuentacuentos


Del laberinto de los sueños accedieron a otra estancia llamada la casa del cuentacuentos justo cuando un anciano de blanca y luenga barba comenzaba con voz pausada y melodiosa la lectura de un relato que decía así:

Érase una vez un niño triste que vivía solo. Tan mohíno estaba siempre el niño que sus compañeros de colegio, le habían puesto por mote Luis, “ojostristes”. Por la mañana le veían salir de su casa, triste; llegaba al colegio, triste y deambulaba por el patio de juegos, triste. No había nada que le hiciera sonreír: no le gustaban los coches de choque como a los demás, ni le divertía subirse a los árboles a buscar nidos; los perrillos huían de su presencia y los pájaros alzaban el vuelo a su paso.

Una tarde al volver del colegio, Luis “ojostristes” vio a un grupo de niños arremolinados a la puerta de su casa. Le miraban como quien trama algo pero sus ojos eran dulces porque no albergaban en su corazón ninguna mala idea. Se acercó al grupo y todos hicieron un corro en torno a Luis. María “la zancas”, que así la llamaban sus compañeros por la agilidad que mostraba, se dirigió a Luis y le preguntó: ¿Por qué estás siempre triste? Aún estaba suspendido en el aire el eco de la pregunta de María cuando Abel “el astronauta”, gran aficionado a las estrellas se adelantó y encarando a Luis le dijo: tus amigos queremos saber por qué estás tan pálido como estrella al atardecer y por qué enmudeces cuando nosotros jugamos y corremos por el campo. Verte así nos pone tristes. Los demás niños guardaron silencio mientras esperaban ansiosos la respuesta de Luis. Pero él callaba.

“Ojostristes”
vertió su mirada melancólica sobre cada uno de sus amigos y habló así: yo preferiría que me mostrarais vosotros el motivo de vuestra alegría; por ejemplo, por qué corretea “la zancas” por los campos como una gacela; qué hace que “el astronauta” ría mientras se encarama sobre los árboles para espiar la ruta que seguirá noche tras noche la constelación de Orión. Disculpad que os haya contagiado mi tristeza pero tal vez vosotros podríais haberme transmitido una sola gota de vuestra alegría.

Quedaron todos como hechizados por las palabras de Luis y ninguno de ellos se atrevía a abrir la boca. Y Luis, ojostristes, ante la expectación despertada en los demás niños, volvió a hablar y dijo:

Os contaré qué ocurrió. Cuando yo nací murió mi madre. Fue como una lotería y le tocó a ella pero yo siempre me sentí como el arma del crimen. Al poco tiempo mi padre fue arrollado por un coche y murió. Desde entonces llevo dentro de mi como las gotitas de roció de lo que ellos fueron y me dejaron en herencia. Soy como un peregrino que todavía no se ha ajustado bien el zapato. Y Luis esbozó una sonrisa nostálgica y preguntó, y vosotros, ¿por qué reíais?

Los niños abrazaron a Luis “ojostristes” entre promesas de amistad eterna. El anciano de la barba blanca se quitó las gafas y cerró el libro.

A estas alturas Miguel no podía contener una lágrima y para disimular el diluvio que se avecinaba se dirigió al fondo a la parte destinada a taller de cuentos. En la amplia sala había todo tipo de artilugios, cuadernos, lápices de colores, micrófonos y otros aparatos. Niños en corro mezclaban colores y otros, junto a una mesa de grabación, ensayaban las diferentes voces de los personajes de un relato, porque toda persona que entraba en el taller debía dejar grabado el cuento que más le había gustado de entre todos los que le contaron cuando era niño.

25 comentarios:

Carmen Montoro dijo...

Mi querido náufrago, el más comprensivo de los que conozco, disculpa mi tardanza en visitar tus andanzas...

Gracias, por el premio, me abrumaste y salí corriendo...perdona mi falta, es que los elogios me debilitan.

Tu PUEBLO MARINA es sencillamente genial, me tienes absorta en su lectura y expectante..., bueno a mi y a muchos de tus seguidores, que te bloquearan el área de comentarios. Ya verás!

Un favor, náufrago de mirada alegre, echale un vistazo a mis "huevos fritos con patatas" y me das tu opinión de como podria mejorar el relato, veridico, por cierto. No termina de cuadrarme del todo.

Espero correcciones, maestro náufrago. Dame caña, ya me conoces!

Un abrazo grande!

Leni dijo...

¿Se podrá conocer la alegría sin haber conocido la tristeza?
O..¿es al contrarío?
Este texto es de los que me hacen pensar mucho.
Yo creo en que el espíritu tiene mirada.
Que las adversidades te dan fuerza.
Tal vez "ojostristes" tenga esa fuerza vital pero aún no encontrara un motivo para sacarla fuera.

Aunque creo que al final lo hizo.
Hizo que los demás supieran de su alegria.

Puede ser que Miguel se reflejara en la historia.
Yo también lo he hecho.
"hay que bailar con la tristeza"...Ese es el secreto.

Jo Prometeo.ya me he metido en el relato-cuento....jajajaja.

Un beso grande
Mi cuento favorito es..........
sale un mago...

Beso

(lo que disfruto leyéndote¡¡)

ana dijo...

Pues si antes digo que me pongo en espera, antes publicas mi querido amigo.

Un cuento dentro de un cuento, quizás algo triste pero con esa ternura que hace que se ablande mi corazon.

¿Qué cuento grabarán los visitantes?

Un beso muy fuerte, y ya me tienes enganchadísima.

Onminayas dijo...

Hola, Prometeo. Casi con seguridad, todos habitamos con algún Ojostristes cerca de nuestro pupitre. Es más, incluso puede que, en algún momento de nuestras vidas, también hayamos llevado a Ojostristes muy dentro de nosotros mismos. El relato de hoy, el subrelato del anciano cuenta cuentos –al que por otra parte no has podido retratar mejor con tan pocas palabras-, me ha hecho recapacitar sobre los valores humanos, y en concreto sobre la amistad. Ese concepto tan desfasado hoy en día, pero que en el contexto de tu cuento has conseguido que revierta todo su significado.
Esperaremos el próximo.
Un abrazo.

Prometeo dijo...

Buenas tardes, Carmen, la de ese sitio diferente tan lleno de magníficas fotos. Me ha hecho gracia eso de que los elogios te debilitan. Algo así había notado: cuando te mandan flores desapareces. Acepta los elogios que te fortalecen.

Leeré con gusto tus "huevos fritos con patatas", no te quepa duda. Y te diré cosas.

Muchas gracias por tus palabras y un fuerte abrazo para ti.

Prometeo dijo...

Hola Leni, ya me hablarás sobre ese cuento favorito que tienes porque me has intrigado.

Y Miguel se reflejó.

Gracias por estar ahí,tan cerca, en el mundo de la magia.

Beso.

Prometeo dijo...

Hola Ana, ¿Has visto qué rapidez? ¿Qué cuento grabarán los visitantes? Daría para mucho. Gracias.

Un besos fuerte.

Prometeo dijo...

Muchas gracias por tus palabras Onminayas. Así es. Uno tiene la impresión también de escribir sobre algo desfasado y necesario a la vez.

Un abrazo.

Onminayas dijo...

Lo necesario nunca puede ser desfasado, Prometeo. Y tengo la completa seguridad de que, gracias a Dios, tú bien lo sabes. Por eso debieran de contar con personas como tú para escribir los libros de texto de nuestros hijos. O mejor, recapacitando, libros de texto para algunos padres. Casi más saludable. Y no interrumpo más tu musa.

MORGANA dijo...

HOLA PROMETEO SOY NUEVA EN TU CASA Y DECIRTE QUE ME FASCINAN TUS CUENTOS...ME GUSTARIA ENTRAR A ESE TALLER PARA GRABAR TU CUENTO.PRECIOSO.BESOS.MJ

Prometeo dijo...

Gracias Onminayas por tus generosas palabras.

Buenas noches.

Prometeo dijo...

Bienvenida María José. Estás en tu casa. Muchas gracias.

Besos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Verdaderamente encoje el corazón esa historia de "Ojostristes". Crecer sin padres, sentirse un poco culpable de su pérdida debe ser durísimo. ¿Quién, en su lugar, podría sonreir? Y, pese a todo, termina por imponerse la vida. Un abrazo, querido amigo.

Anónimo dijo...

Qué hermoso escrito, es una sensación extraña la que invade al leerlo. Creo que todos hemos sido "Ojostristes" alguna vez...

Me encanta tu redacción y el ambiente que pones en esta historia.

Un abrazo, saludos

Taller Literario Kapasulino dijo...

Y llego el cuarto capitulo... muy bueno, este se basa en una historia que le cuentan a Miguel,y su amigo.
Una triste historia...
Me muero por saber que sigue, que es este lugar, que pasara con Miguel cuando salga de alli.

alba* dijo...

Buenos días, Prometeo.

¿Sabe? Conforme le voy leyendo, más consigue que me adentre en lo más profundo de mi propio ser.

Así que hoy entre lágrimas dejo mi huella como paso por sus letras y tan sólo le diré que es en nuestros sueños donde permanecen intactos e inviolados (ajenos a todo) nuestros recuerdos de la infancia.
A pesar del paso inexorable de los años y de nuestros polvorientos archivos mentales, ahí están guardados a buen recaudo.
Y por lo que se ve parece bastar la palabra mágica para que todo un mecanismo se ponga en marcha.

Yo también soy protagonista en esta historia, así que ensaño junto al resto la grabación del cuento. He recordado varios que me encantaban, no podría elegir sólo uno ahora mismo.

Gracias, muchas gracias.



"Cuando vas, regresas y cuánto estás más cerca, más te alejas"

Se me pasó decirle que es cierta esta frase, muy cierta.

Que pase un buen día.

Besos de alba*

Maite dijo...

Hola Prometeo: Ya veo que me sigues, no sé como has dado conmigo. Me he dado un paseo por tu blog, y me ha gustado mucho. Vaya y vives en Alicante, lindo lugar, veo que conoces a algunas de mis amistades, entre ellas, María José, Leni y Anouna, al final esto de internet, hace que coincidamos muchos de nosotros en otros tantos blogs.

Gracias y un abrazo.

Maite

P.D. Te sigo, soy una pluma estilográfica y un bloc de notas, nombre "María Teresa".

Prometeo dijo...

Hola amiga Isabel:

Efectivamente es durísima la circunstancia de la vida (más la de ojostristes).

Un abrazo.

Prometeo dijo...

Hola Jaz3000, gusto en saludarte. Gracias por tus palabras. Tienes razón, todos hemos sido ojostristes alguna vez.

Un abrazo

Prometeo dijo...

Hola alba*.

Me alegro que entre usted en lo más profundo de sí misma pero me ase pena que llore.

Todos somos protagonista de esta historia abierta como el mar y todos dejamos memoria de nuestros sueños. Nada se pierde, todo está ahí.

Besos del náufrago

Prometeo dijo...

Así es Maite: de amigos a amigos nos vamos siguiendo la pista. Lo importante es que no se pierda nada. A veces hay un blog interesante muy cerca y no lo conocíamos hasta que un amigo nos lo presenta.

Gracias por la visita y nos seguimos.

Un abrazo.

Anna Francisca Rodas Iglesias dijo...

La salvedad que tienen algunos cuentos, es que antes de serlo fueron realidades...hoy lloré contagiada en la tristeza de "ojostristes" con esa profunda carga a cuestas donde veo a tantos y tantos niños reflejados; suele pasar que la alegría ignora tantas veces su contraparte...

Este abrazo fuerte en tu rinconcito que me conmueve.

Anna Francisca

Prometeo dijo...

Hola Anna Francisca, Un abrazo fuerte para ti.

Marcelo Gentile dijo...

hola Prometeo: he venido a conocer tu espacio y encontré un cuento atrapante y con mucho sentimiento.
espero seguir los capítulos un abrazo.

Prometeo dijo...

Bienvenido zafiro. Muchas gracias. Nos leemos.

Un abrazo