25 septiembre 2009

El sello de Salomón I


Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo, porque el amor es firme como la muerte. Cantar de los cantares de Salomón.

Aquél día comprobé de primera mano que las apariencias engañan y que detrás de un simple juego de la oca puede haber algo más que unas cuantas fichas aburridas desplazándose torpes sobre un tablero. De ese modo dispone las cosas el azar y así lanza los dados el destino que siempre está al acecho.

Como cada sábado, un grupo de amigos nos habíamos reunido a eso de la medianoche con un propósito inocentemente estudiado: como si de un sigiloso ritual se tratara, uno de nosotros entreabría un libro por una página al azar y fijaba la vista sobre una frase cualquiera. A partir de ese momento, la tal frase envolvía con su halo todo la velada y a destrabar sus ligazones tenderían nuestras cuitas. A continuación echábamos una partida de un juego de mesa también escogido a voleo y sea lo que Dios quiera. Toda mi desazón de esa noche surgió a raíz de haber ganado esa simple partida que me catapultó a la aventura de desentrañar un enigma que me tendría ocupado por varias semanas.

En verdad formábamos un pintoresco grupo de amigos siempre a la caza de desafíos que luego intentábamos resolver de la mejor manera posible. En esos derroteros andaban nuestras pesquisas. No recuerdo de quién fue la idea de bautizar a aquella pandilla de inquietos como “buscadores del origen” pero a todos nos pareció apropiado.

En mi cabeza percutían como ecos lejanos las palabras de Salomón urgiendo una tentativa que no podía esperar más tiempo mientras subí al TALGO 130. También las condiciones del viaje habían sido previamente pactadas entre todos los integrantes del grupo de aquella manera extraña de dirimir, en este caso, a través de las distintas tiradas del juego de la oca: puente, posada, cárcel, laberinto… De manera que haría el trayecto Alicante-Madrid en un coche preferente extremo con capacidad para 14 plazas.

Una niña correteaba por entre los asientos. Su joven mami sonreía desde el fondo y me solicitaba una conformidad cómplice. Le devolví la sonrisa, claro. Volvió a sonreír cuando llegué a su altura tras sortear un pequeño grupo de cuatro personas que completaban el coche:

-“Nació en un tren y es como su casa. Le cuesta dormirse si no es en movimiento”. Explicó sin perder de vista a su hija. Aguardó confiada mi empatía, conocedora innata como era de que una sonrisa es una declaración de intenciones y de que para conocer a una persona nada mejor que estar atento a su manera de sonreír. Yo ya le había ofrecido mi sonrisa, de manera que sólo pude ser consecuente y añadir: sin música no hay baile y ella está en edad de bailar. En realidad pensaba que a aquella chiquilla le haría falta poca música para bailar, pero estaba bien así.

-¿Madrid, estación término? Preguntó con un hilo de voz como temiendo ser imprudente.

-Madrid estación de paso, aclaré. Voy a Burgos a resolver unos asuntos. Me miró curiosa. Sí, eso es. Ahora miraba al fondo de mis ojos, más curiosa.

-En realidad estoy metido en un lío, balbucí, como queriendo tranquilizarla. Ella desplazó instintivamente su cuerpo hacia atrás. No, no es nada grave: tengo que resolver un enigma, dije como colofón.

-Parece interesante. Siempre que puedas salir sano y salvo y no suponga daño para nadie. Se miraba las manos, pero luego la sonrisa regresó nuevamente al rostro.

-Parece que no he estado muy acertado. Vamos a ver: ¿cómo te llamas?

-¿Soy yo, también, parte del enigma? Preguntó retórica.

-Jajaja No, no; nada de eso. Trastabillé algo azorado. Simplemente me sabe mal estar hablando con una persona de la que no sé ni su nombre.

-Bueno, pues entonces no entrarás a Internet. Allí todo es un juego de simulación y es difícil saber si Juana no será Juan. Mi nombre es Aurora, ¿y el tuyo?

-Encantado, Aurora; mi nombre es Carlos.

-Como te decía, Aurora… tu nombre se las trae. Es bonito con avaricia. Pues bien, resulta que un grupo de amigos nos dedicamos a indagar sobre las más variadas cosas; sí, a rascar un poco sobre la superficie para intentar descubrir qué hay debajo. O si lo prefieres, hacemos varias lecturas de los acontecimientos y de los objetos y palabras que encontramos en la vida. Sí, al igual que un libro que has leído no es el mismo si regresas a él años después, tras un nuevo sedimento en tu vida, de ese mismo modo, decía, cada hecho, cada palabra, cada objeto guarda uno, dos o incluso más mensajes que hay que descifrar. Como un jeroglífico. Así al menos nos parece y en ello ocupamos nuestro tiempo libre.

- Bueno, no sé acierto a comprenderte en su totalidad pero lo que a mi me llega parece interesante aunque un poco farragoso, sinceramente. ¿Y qué vas a buscar a la ciudad de Burgos?

-Buena pregunta. Si lo supiera… Mira una cosa: en esta especie de juego que mis amigos y yo nos llevamos entre manos, un día leímos una frase del Cantar de los Cantares que hablaba de un sello. Pues bien; tratándose de Salomón y de un sello, nada más evidente que la enigmática frase llame la atención sobre el sello de Salomón. Y aquí es donde aparece Burgos, porque si no recuerdo mal, la fachada principal de su catedral exhibe un grandioso hexagrama o sello de Salomón, que otros prefieren llamar estrella de David. Bien visible, allí en el centro plantado, pero ¿qué encierra ese símbolo? A eso vengo.

Aurora sonrió escéptica, atendió los requerimientos de su niña y quedó en suspenso por unos instantes. Al poco reaccionó:

- Escucha Carlos, no me dejarás así. Ahora siento curiosidad por conocer el desenlace de tu aventura. ¿Me anotas tu dirección de correo? Me gustaría que me contaras en qué acaba todo esto. Nunca había sabido de nada parecido excepto en las películas.

Asentí maquinalmente porque mis pensamientos volaban lejos de allí. El sello de Salomón, ahora recuerdo, se encuentra tanto en el rosetón central como diseminado en varios relieves escultóricos, pero siempre se trata del mismo símbolo sagrado: un hexagrama trenzado, nudo o sello, con una disposición geométrica perfectamente imbricada a partir de un solo trazo.

-Te escribiré, Aurora. Parece que ya llegamos. Mucha suerte con tu niña.

-Y tú también con sus aventuras. Y guiñó un ojo.

Salté del tren. Debía coger otro con destino a Burgos. Los arreboles pintaban las nubes de rojo intrigante cuando recordé algo que me alarmó.

Sigue...

31 comentarios:

mundo azul dijo...

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...realmente interessante!

O selo de Salomão... Trago-o numa corrente, presa ao pescoço, por muitos anos! Foi um presente para meu filho, mas, como ele nunca usou, tomemo-o e nunca mais retirei...
Uma senhora judia, muito sábia, disse que eu estava bem protegida...

Voltarei para ler mais!


Beijos de luz...

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Carmen Montoro dijo...

Un relato de intriga e investigación... que bien Náufrago!

El sello de Suleiman, ese magnífico profeta que conocía el lenguaje de la aves, es un tema muy interesante. Un sello que se hace de un solo trazo sin interrupción.

Me gusta lo leido hasta el corte. Y ya sabes, ... !quiero más¡

Saludos salados!

Marisol Cragg de Mark dijo...

La leyenda del maravilloso sello anular que Salomón recibió del cielo, el Sello de Salomón, que tiene su base en el suelo y cuyo ápice llega al cielo, simboliza la armonía de los elementos opuestos; su significado es a un tiempo múltiple y pluricultural. Refleja el orden cósmico, los cielos, el movimiento de las estrellas en sus esferas propias, y el flujo perpetuo que se establece entre el cielo y la tierra, entre los elementos aire y fuego. El Sello, por lo tanto, simboliza la sabiduría sobrehumana y el gobierno por gracia divina.

Interesante, ¿verdad?
Y pensar que este símbolo fué el sello de condena de muerte para millones de judíos :-(

Recibe un cordial saludo desde Berlín.

Prometeo dijo...

Muchas gracias, mundo azul. Precioso simbolismo que tú llevas colgado.

Besos.

Prometeo dijo...

Mi insaciable amiga Carmen. Me alegro que te guste.

Besos

Prometeo dijo...

Un cordial saludo Marisol. Lo mismo ocurre con tantos símbolos que son pisoteados.

Un abrazo

Ignacio Reiva dijo...

Amigo, en mi blog de cuentos escribí hace dos o tres entradas algo de este sello, se ve que nos inquietan las mismas cosas. Un gran abrazo.

Cristal de uma mulher dijo...

Que lindo esto tu escritos mi ajuda mucho en leerlo...bejos

Mundo Animal. dijo...

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Hola espero que tengas un buen fin de semana, abrazosss de tu amigo Chrissssssss
Te invito a mi blog de Imagenes http://chistianfilms.blogspot.com/

Prometeo dijo...

Hola Ignacio. Yo también lo he observado que en muchas ocasiones, sin previo acuerdo, coincidimos en muchos temas.

Un abrazo fuerte para ti.

Prometeo dijo...

Hola Rachel de cristal de uma mulher. Muchas gracias por tu visita y por tus palabras.

Besos.

Prometeo dijo...

Hola Cris de Mundo Animal. Hermosas fotos e interesante tu blog.

Un abrazo.

Rocío González dijo...

¡Más, más, quiero más!
Con que gusto desfilan tus palabras ante mis ojos, es tan fluida tu narrativa que la semejo a beber agua cuando estas sediento, espero pronto la próxima entrega, es una delicia leerte.
Abrazo
Ro

Andrea dijo...

Vaya, me has dejado con la intriga, muy interesante tu relato, esperaré por la continuación. Hace ya un tiempo que quería visitarte, por fin hoy me he decidido, me alegra conocer tu blog, te sigo, para conocerte mejor, Un abrazo!

Circe La Hechicera dijo...

Hola Prometeo, un placer visitarte y un lujo leerte. El sello de Salomón, un simbolo que tiene tanta historia y magia, como la magia que nos envuelve con tu interesante historia. Esperaré con ansias tu próxima entrega. Besos Caribeños!

Onminayas dijo...

Un elemento carismático de la simbología universal, y no sólo de la tradición judía. Buen inicio para un cuento que sin duda nos va a mantener a todos expectantes hasta la próxima entrega.

Un saludo, Prometeo.

EvaonmyMind dijo...

No sé cómo te arreglas para dejarnos con la miel en los labios y totalmente en vilo hasta la próxima entrega. Así que ponte a ello, que ya sabes que me quedo sin uñas, jaja.

Un besazo, "maestro".

alba* dijo...

Felicidades, su relato está muy bien escrito y se disfruta leyéndolo.


Continúe please, señor náufrago.


Cariños

Unknown dijo...

Me ha gustado mucho, estaré atenta al desenlace. Un saludo.

Leni dijo...

Un juego interesante.
Indagar en las entrañas de las cosas.
Un sello protector.
Un sello mágico.
Me atraen profundamente esas historias.

Preciosa manera de narrar.
(también llena de símbolos)
Como Aurora tengo ganas de saber en que acabó tu aventura.

Beso

Prometeo dijo...

Hola Ro, muchas gracias.

Besos.

Prometeo dijo...

Hola Andrea, gracias por la visita.

Un abrazo.

Prometeo dijo...

Hola Circe la Hechicera. Muchas gracias por la visita y por tus palabras.

Besos

Prometeo dijo...

Un saludo Onminayas. Muchas gracias.

Prometeo dijo...

Gracias Elena. Un beso.

Prometeo dijo...

Hola alba*. Muchas gracias. Ya tiene la siguiente entrega.

Besos

Prometeo dijo...

Hola Carlota. Gracias.

Besos.

Prometeo dijo...

Gracias Leni. Te gusta el misterio.

A veces pienso introducir a alguna persona de vosotros en la historia. Una vez lo hice http://andanzasn.blogspot.com/2009/03/malena.html pero después estuve en vilo porque desconocía la reacción de la implicada.

Beso.

Rosi dijo...

Acho demais suas histórias, super interessantes, loucas as vzs, porém meu portunhol as vzs m impede de saber algumas palavras, mas mesmo assim tento...Não conhecia essa história, desculpa minha ignorância, mas de onde vem essa história?
bjs

Prometeo dijo...

Hola Rosi:

La historia parte del rosetón de la catedral, Estrella de David o sello de Salomón. De ese símbolo surge el resto de la ficción.

Besos.

ana dijo...

Interesante comienzo. Tiene por ahora todos los ingredientes para tenerme enganchada, sobre todo ese enigma, y esa manera de jugar con las palabras.

Vale, voy a la siguiente parte.