20 junio 2010

Speculum




Desconozco la experiencia de otras personas pero en lo tocante a la mía propia, siempre que creí ver algo entre las sombras de la noche, aunque fuera de manera confusa, ese algo estaba allí. Me sorprendía una y otra vez entre pesquisas pero unos instantes más tarde se mostraba ante mis ojos sin sombra de duda lo que antes creí sólo entrever. Sucedía sobre todo en espacios abiertos donde objetos y personas coincidían y se entremezclaban en la penumbra.

Me despertó el resbalar tibio de unas gotas por mi frente. No había duda, era sangre. Mi pulso inició en segundos un galope que se moderó justo al sobrepasar el límite de la normalidad mientras mi vista, conmocionada por el impacto, se desvanecía en algún lugar impreciso del techo. Me sentí imposibilitado de incorporarme, más por culpa del miedo sobrevenido que por el incidente concreto del que desconocía su causa. Eran cerca de las diez de la mañana del domingo y la noche anterior había cenado con el mayor de mis hermanos y la menor de mis hermanas y bajo los efluvios del vino habíamos reído, como acostumbrábamos, al calor de los recuerdos edulcorados de la niñez e instigados por algunos chistes a los que profesábamos decidida afición.

- “La risa puede obrar el milagro de hacer la vida llevadera”, recordaba haber escrito en mi cuaderno de frases.

¿De dónde fluía la sangre? Escuché en cierta ocasión que del mismo manantial de la vida brota la muerte como una exhalación y que la muerte se metamorfosea con la vida para asestarnos el golpe de gracia. De maldita la gracia, claro. De la risa a la muerte transcurre un muy corto espacio de tiempo.

Seguía inmóvil como peonza que girara grácil desde su punto de equilibrio hasta desplomarse al perder su centro de gravedad. Un escalofrío recorrió mi cuerpo en oleadas sucesivas que lo iban enfriando. Imaginaba mi rostro del color de la ceniza y seguía sin poder tomar el control de la situación. Mi cerebro sobreactuaba y se sucedían en mi cabeza un cúmulo de pensamientos, a cual más veloz. No había duda, me estaba muriendo. A todos nos sorprenderá la muerte legos en la materia, admití resignado, a fin de cuentas, nacer y morir sólo ocurre una vez en la vida. Somos simples aficionados constreñidos por razones obvias a improvisar para no perdernos en un dédalo de sensaciones ignotas.

Me estaba muriendo y sin embargo podía escuchar los ruidos cotidianos de la casa y hasta mi llegaban los sonidos monótonos de la calle con su trasiego habitual. Intenté gritar pero la voz no llegaba a mi garganta ¿Cuánto tiempo me quedaría de vida?

La caricia de la tibia lengua de mi perrita reclamando su paseo me despertó.

23 comentarios:

Nube. dijo...

Bendito perro, llego justo en el momento adecuado ..jajajaj
Feliz semana!!
;-)

luis irles dijo...

Además de felicitarte por este hermoso texto, quiero notificarte que tienes un pequeño obsequio en el faro.
Un fuerte abrazo.

Marisa dijo...

El miedo a la muerte es el jaque mate de la vida. La muerte forma parte de la vida, es la vida teñida de oscuridad acechante. Si incorporamos esa sombra a nuestra luz diaria será simplemente un descanso, aunque eterno.
Profundo tu texto, y a la vez, humano, muy humano.
Un abrazo.

LaCuarent dijo...

Que angustia!.
Ya le echabamos de menos caballero.
Saludos.

Sonix dijo...

Qué angustia el texto, me ha gustado mucho! Y qué maja la perrita, destructora de pesadillas. ^^
Un saludito!

María Beatriz dijo...

Qué alivio despertar de una pesadilla como esa!!

Muy buen relato.
Saludos

vsdjfn vu dijo...

Por qué? me pregunto, en los sueños se siente todo tan real?

Es que en verdad se estaba muriendo...hata que despertó. Pero mientras dormía, se moría, qué mas da.

Un saludo y gracias por volver.

Lola Fontecha dijo...

Me ha gustado lo que he leido, lo seguiré no lo dudes. Un saludo y gracias por tu visita a mi blog, vuestro desde que entrais en el.

Eliane dijo...

El perrito llegó en el momento oportuno!!!jajajaja muy bueno.
Besos

Ana Márquez dijo...

Los perros siempre amigos :-)

Como es habitual me llevo de tu blog un buen sabor de boca.

Un abrazo, amigo.

Albert Lázaro-Tinaut dijo...

He llegado a tu blog gracias al premio que ha compartido con varios de nosotros el amigo Luis Irles. Me gusta lo que haces, de modo que te voy a enlazar a mi bitácora TRANSEÚNTE EN POS DEL NORTE.
Enhorabuena y un saludo cordial.

Isabel Barceló Chico dijo...

¡Ufff! Menos mal que era un sueño. O mejor, una pesadilla. Tener la sensación de estar a punto de morir no debe ser nada agradable... Un buen relato, querido amigo.

Unknown dijo...

Me imagino el despertar: sudor, respiración agitada, corazón rápido y no saber dónde se está. Pero justo después tranquilidad y alivio, sólo es una sueño. Muy buena historia.
Un saludo.

Meulen dijo...

Bueno
soñar a veces está entre lo mágico y real...como sea si el sueño es bueno ojalá uno no despierte al contrario de los otros...

mis respetos!

teresa roget dijo...

Interesante historia e inquietante sueño.Mi sueño inquetante ha sido la presencia de mi padre,tal cual era diciendome que pronto estaria con él.La reaccion de mis hermanas fue venir a Cordoba, una desde Teruel y la otra desde galicia.Un fin de semana maravilloso pasamos juntas.Tendré que repetir el sueño para que vengan.Saludos

Anónimo dijo...

Por casualidad, por uno de esos momentos que te llevan y te traen, he descubierto sus letras...., y por lo distintas y cercanas al tiempo, y por esta especie de sueño que casi es una duermevela entre lo real y la frontera de otro mundo que quizás, atravesemos cada día sin saber..., es por esta incongruente disparidad que le felicito: Cercano, intimista y lejano a la vez...
Prometo seguir de cerca la sombra de sus letras...

Mar

creaciones un zapatito de cristal dijo...

la muerte es el silencio qu enos acecha al final del camino besitos gaviota te espero en mis blogs

♥ Sussy* Alvarez dijo...

Valla q emocionante texto
Me encanto! que gusto visitarte y conocer tu hermoso Blog! Te dejo mis saludos hasta Pronto q estes muy bien.

Alicia dijo...

Son los gestos como una palabra, un abrazo, un te quiero, una caricia cálida, las armas a las que nos aferramos para saber que un mañana nos espera para seguir caminando por la vida siguiendo la ruta de nuestros destinos.

De lo que no cabe duda, a pesar de lo agonizante del texto y no por ello menos genial, es de que estás vivo. Los muertos no sueñan con la muerte.

Una de los madriles
Alicia

Luis Madrod dijo...

Grata sopresa el descubrir tu blog. Me ha gustado tu estilo ligero y rápido, nada empalagoso.

No me gustaría nunca soñar que me estoy muriendo ni nada parecido. A veces los sueños, son tan reales...

Un saludo.

creaciones un zapatito de cristal dijo...

la muerte es un vuelo sin retorno es caminar a solas besitos gaviota

Anónimo dijo...

Buenas noches.Como siempre desde que te "conozco" me dejas sin palabras.

Hay veces que los sueños se hacen tan reales,que no parecen sueños....

Un saludo Bella Lola

Periodismo de investigación dijo...

Sos tan original que te los parientes de los caidos te quieren entregar en persona un premio.