Madrid, calle del Príncipe
Tú
En estas soledades sin ecos ni silencios,
contemplando llanuras cuajadas de esplendor,
la tarde se me escapa sumido en el recuerdo
que embruma tu silueta cuando la baña el sol.
Todavía veo el humo que los trenes no expelen
culebrear a lo lejos mezclado con la nube
entre los arreboles que al cabo de la tarde
dibujan mi horizonte de inquieta y magma luz.
Parece despedida pero voy a tu encuentro
y espero tu presencia como el sol la mañana.
Escucho tu palabra más fuerte cuanto lejos
Y aspiro desde aquí tu donosa fragancia.
Transito por tu alma colgado en ese beso
que me prende sereno después de la tardanza
y encuentro en cada cosa fulgores y misterios
como en esta tarde te tengo en la distancia.
La roca a que me aferro, el agua en que naufrago,
la calle que no tuerzo, el árbol que me eleva,
el sonar dulce y terco de un trino solitario;
el rumor sosegado del aire en la maleza.
- El cáliz de una flor entregando su néctar.-
El billete, el asiento, la huida y la llegada
el pitido y su eco, la señal de partir;
quién será el compañero, el equipaje, el agua;
el sueño y la añoranza, el trayecto y su fin.
Lo nuevo, la zozobra, la libertad total;
la noche y la mañana, la habitación de hotel;
-los rostros desdeñosos-, un falso dulce hogar:
en realidad me ausento para poder volver.
Alicante - Madrid 96
Tú
En estas soledades sin ecos ni silencios,
contemplando llanuras cuajadas de esplendor,
la tarde se me escapa sumido en el recuerdo
que embruma tu silueta cuando la baña el sol.
Todavía veo el humo que los trenes no expelen
culebrear a lo lejos mezclado con la nube
entre los arreboles que al cabo de la tarde
dibujan mi horizonte de inquieta y magma luz.
Parece despedida pero voy a tu encuentro
y espero tu presencia como el sol la mañana.
Escucho tu palabra más fuerte cuanto lejos
Y aspiro desde aquí tu donosa fragancia.
Transito por tu alma colgado en ese beso
que me prende sereno después de la tardanza
y encuentro en cada cosa fulgores y misterios
como en esta tarde te tengo en la distancia.
La roca a que me aferro, el agua en que naufrago,
la calle que no tuerzo, el árbol que me eleva,
el sonar dulce y terco de un trino solitario;
el rumor sosegado del aire en la maleza.
- El cáliz de una flor entregando su néctar.-
El billete, el asiento, la huida y la llegada
el pitido y su eco, la señal de partir;
quién será el compañero, el equipaje, el agua;
el sueño y la añoranza, el trayecto y su fin.
Lo nuevo, la zozobra, la libertad total;
la noche y la mañana, la habitación de hotel;
-los rostros desdeñosos-, un falso dulce hogar:
en realidad me ausento para poder volver.
Alicante - Madrid 96
3 comentarios:
Parece despedida pero voy a tu encuentro
Bellísimo....
Un beso
Muchas gracias lolita, feliz día.
Muchas gracias lolita, feliz día.
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