02 agosto 2010

Mecano



Las cosas vienen así, pensó. Y luego se dio al juego de fantasear con la idea de un potente programa de ordenador que controlara cada mínimo proceso. De pronto, una ráfaga de pesimismo oscureció su mente: por muy potente que sea una máquina no está exenta de cometer fallos, reflexionó todavía.

A estas alturas ya se había dejado arrebatar enteramente por la ficción. Pongamos por caso, pensó, que todo el sistema de entrada y salida, el input y output, o conjunto de, llamémosles nutrientes y residuos los dejáramos en manos de un robusto ordenador central con capacidad de decidir, seleccionar y racionalizar. ¿Podría darse el caso de que la máquina tuviera un desvanecimiento o un bloqueo? ¿Y si en ese momento el computador realiza un flashback, un corta y pega, una inmersión del pasado en el presente? Las preguntas bullían a borbotones de alguna parte.

Las cosas vienen así, se oyó que repetía. ¿Una simple variación en la corriente que circula por las arterias de la maquinaria podría ser letal? ¿Y si se obstruyera una vía de comunicación entre ubicaciones relativamente distantes? ¿Se cansará y sucumbirá al tedio de navegar días y meses a través de los mismos reiterados senderos, condenado a no poder detenerse jamás a contemplar el paisaje que vigila su ruta?

¡Qué complicada es esta máquina llamada ser humano!


4 comentarios:

Deseo dijo...

Quizas sea cierto, pero a veces es tan terriblemente plano su encefalograma...

LaCuarent dijo...

Pero también los hay terriblemente sencillos una o dos neuronas sin más pretensiones.
Saludos

Anónimo dijo...

Sabes que los juguetes de Meccano ya han cumplido el siglo! :) Excelente entrada :)

Tivisiana dijo...

Quizas sea cierto, pero a veces es tan terriblemente plano su encefalograma...