…Y llegó la democracia de la mano del consenso social que abrió la puerta a la transición. Pero como en toda construcción de algo nuevo hubo asuntos peor tratados y otros mejor tratados. La educación y los valores son asignaturas pendientes. ¿O algo más que eso? La dejadez de unos y el interés inmediato y partidista de los otros tienen mucha responsabilidad en la disolución de los valores y la pérdida de la calidad en la enseñanza a través de la tan denostada ley de educación (LOGSE) que ha sido el más clamoroso fracaso de la democracia.
Pues bien, más de un cuarto de siglo después, en vez de rectificar por el caos generado, algunos van más allá y se permiten poner en crisis el consenso que permitió el tránsito de una dictadura a la democracia que ahora disfrutamos. De Maraval a Maragall y tiro porque me toca. Quienes se mofan de conceptos cardinales para una sociedad como: valores, esfuerzo, educación, lealtad, autoridad…, ¿cómo van a reivindicar esos mismos valores denostados como algo imprescindible para la salud de esa misma sociedad?
Y hoy nos encontramos con la cosecha de una educación penosa, con unos estudiantes que desconocen el propio lenguaje y a quienes les cuesta respetar al prójimo porque no saben escuchar.
La situación es grave. La perversión del lenguaje se escuda en palabras como progreso, modernidad, intelectualidad y otras por el estilo que no son más que una burda manipulación, verdadera cortina de humo o tinta de calamar que enmascara la realidad.
La educación es un asunto demasiado serio como para dejarla en manos de los políticos. Algunos están empeñados en malograr a generaciones enteras. Pero otros no nos resignamos a tal desafuero.
Pues bien, más de un cuarto de siglo después, en vez de rectificar por el caos generado, algunos van más allá y se permiten poner en crisis el consenso que permitió el tránsito de una dictadura a la democracia que ahora disfrutamos. De Maraval a Maragall y tiro porque me toca. Quienes se mofan de conceptos cardinales para una sociedad como: valores, esfuerzo, educación, lealtad, autoridad…, ¿cómo van a reivindicar esos mismos valores denostados como algo imprescindible para la salud de esa misma sociedad?
Y hoy nos encontramos con la cosecha de una educación penosa, con unos estudiantes que desconocen el propio lenguaje y a quienes les cuesta respetar al prójimo porque no saben escuchar.
La situación es grave. La perversión del lenguaje se escuda en palabras como progreso, modernidad, intelectualidad y otras por el estilo que no son más que una burda manipulación, verdadera cortina de humo o tinta de calamar que enmascara la realidad.
La educación es un asunto demasiado serio como para dejarla en manos de los políticos. Algunos están empeñados en malograr a generaciones enteras. Pero otros no nos resignamos a tal desafuero.
1 comentario:
I think I need some doping to understand your point of view. May be 'cause I'm just an old and not clever man, as you are.
God save your words... and the wealth of your mind.
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