Te veo ahí, junto al cristal, -besos de mariposa-; también el viento ulula en mi ventana entre rumias de amores y nostalgias, de besos de escayola, mientras las tormentas primerizas de octubre derraman por las calles el preciado néctar de las nubes que pasan.
Tú me imaginas entre brumas, en las noches de insomnio y de pereza. Crees adivinarme debajo de esa gabardina donde un abatido anónimo se guarece del otoño que acecha; o también me presientes en la silueta furtiva camino del café donde juntos le robaríamos horas al tiempo.
Y te sorprendes nerviosa de que el mundo gire sin tejer mi recuerdo en tu almohada, sin haber llorado una sola lágrima con mis puñales ojos, o reído una sola risa con mis labios de seda y de jazmín.
Cuidado; porque amor vierte el mismo perfume en diferentes frascos, juega con cartas marcadas, se exhibe con alevosía y planificación y es capaz de derretir el hierro, sedimentar la nieve, romper los cánones y también, al desgarro, sajar los corazones hasta que no fluya ni una sola gota del púrpura licor.
Amor, cuando no es limpio y claro como el alma, entra suave y huye turbio como la fiebre del agónico; llega cual trino de jilguero y se marcha como quejido torvo de grajo.
Amor lo es todo, amor; amor no es nada, Amor.
Tú me imaginas entre brumas, en las noches de insomnio y de pereza. Crees adivinarme debajo de esa gabardina donde un abatido anónimo se guarece del otoño que acecha; o también me presientes en la silueta furtiva camino del café donde juntos le robaríamos horas al tiempo.
Y te sorprendes nerviosa de que el mundo gire sin tejer mi recuerdo en tu almohada, sin haber llorado una sola lágrima con mis puñales ojos, o reído una sola risa con mis labios de seda y de jazmín.
Cuidado; porque amor vierte el mismo perfume en diferentes frascos, juega con cartas marcadas, se exhibe con alevosía y planificación y es capaz de derretir el hierro, sedimentar la nieve, romper los cánones y también, al desgarro, sajar los corazones hasta que no fluya ni una sola gota del púrpura licor.
Amor, cuando no es limpio y claro como el alma, entra suave y huye turbio como la fiebre del agónico; llega cual trino de jilguero y se marcha como quejido torvo de grajo.
Amor lo es todo, amor; amor no es nada, Amor.
8 comentarios:
"Con tus labios de seda y de jazmín"... ¡Qué bonito!
Escucha, Prometeo: te ha salido de primera división. Es preciosa. La leo y la releo y no me canso. Se me pone la carne de gallina.
Enhorabuena. Ahí van dos besos
Alicia
Amor lo es todo, amor; amor no es nada, Amor
Ea, c'est l'amour!
Es maravilloso el uso del lenguaje que haces, Prometeo. Siempre lo has hecho y veo que sigues hilando fino.
Un quesito, digo, besito.
Dama del Trapecio*
Lo imagina ella? O es él quien quiere creer que ella lo imagina lejano y tenue, nunca poseído, como el aroma esquivo de la flor que vemos pasar desde el vagón del tren: llamativa y presurosa en escapar de nuestra visión.
Tal vez el protagonista se siente menos triste imaginando que ella lo recuerda y añora su presencia tal vez nunca compartida.
Tal vez sea sólo un engaño de su falso amor, considerar que ella sigue pensando en él.
Tal vez ella nunca le quiso y nunca ha imaginado sus labios, ni su olor, ni el peso de su presencia, ni la huella cálida que dejaría en su almohada.
Tal vez ella ni siquiera le haya visto cuando él quiso llamar su atención.
Tal vez ella incluso le desprecie por considerarle un ser ingrato, fatuo, vengativo, irrespetuoso, irascible... tal vez él nunca sería el compañero con mayúsculas que te ayuda a caminar sin indicarte los caminos, sólo caminando a tu lado compartiendo el paisaje y los peligros, para que el frío sea menos frío y la lluvia no moje tanto.
Tal vez el narrador simplemente sueñe con una ilusión.
Es sólo otra visión de su escrito, nunca se sabe.
Ha sido telepatía...
Muchas gracias, Dama del Trapecio.
Un abrazo
Eso tiene la literatura que el autor de una historia es el dios de de su mundo y lo crea de la nada. De la nada o de la costilla de Adán nace la nueva Eva poema o Eva relato. En un día o en siete queda completa la criatura y se le insufla vida y se hace la luz. ¿Y la serpiente? Puede aparecer la serpiente, claro que sí, pero ya conocemos que el camino de la serpiente está al este del edén.
Por otra parte, anónimo, el bosquejo que usted hace pertenece a otra visión de la historia como bien dice y ahí usted es el amo y señor.
Saludos y muchas gracias por su comentario.
Al último anónimo:
O tal vez no.
Bellísimo, algo realmente precioso Prometeo, la mujer que te inspira a escribir así, es muy afortunada.
Besos.
Muchas gracias Anónimo.
Besos
El amor ,el verdadero es limpio,
honesto,virgen que se dá.
Pocos saben de ese amor que tu dibujas en un lienzo unico.
Me sorprendes a veces tanto¡¡
Tejes madeja de telaraña.
Es bellísimo¡
La antonomasia del amor está en estas letras pasionales.
Tocas.
beso
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