Empezó a desgranar cansinamente la historia de su vida en un foro que había descubierto como al acaso. Desde el principio levantó una gran expectación potenciada, sin duda, por el anonimato, el morbo virtual y unos hechos que rezumaban verosimilitud por los cuatro costados. El asunto fue subiendo de temperatura y la atención de los cientos de participantes, islas en un mar de nicknames, cabía en un puño. El de él.
Bagatelas se sentía como un héroe el día de la imposición de medallas. Su relato era tan agoniosamente triste que sacaba de quicio a Crecidita, media lengua. Mekachis, por el contrario, comprendía al protagonista, imbuida como estaba de una santa paciencia oriental…
Lo cierto es que Bagatelas levantó pasiones, hizo reír de emoción a los más cenizos del ciberespacio, provocó llantos en ojos vagos que salpicaron de lágrimas las pantallas de unos ordenadores que temblaron durante semanas.
¿Qué historia era esa? Hablaba de orfandades, zancadillas, cuestas arriba… y el desenlace, por chusco entre miserias, era para no olvidar.
Un buen día, ante el cariz que tomaban los acontecimientos, Thor-mentas quiso zanjar el asunto de una kedada y convocó a dos docenas de personas a sentarse frente a unas botellas de vino de Jumilla para regar una parrillada de verduras y mariscos en el restaurante murciano El Corral de José Luis.
Una cigala que había reaccionado tarde parecía querer escapar del plato de Thor que presidía la mesa junto con el otro anfitrión Leuwen. Mar-y-juano, paredro de Faemino (y Cansado), dormitaba ausente, con ese aire de simpático que está para llegar, mientras hacía comentarios jocosos sobre la huerta murciana y el periodo de las lascas… También estaba Antipotros venida allende la frontera y un poco más lejos, Tutifortunati que miraba con un punto de lúbrico desdén.
Se escanciaron las primeras botellas de buen vino y antes de que los efluvios hicieran mella en los comensales, nuestro protagonista Bagatelas tomó la palabra:
Bagatelas se sentía como un héroe el día de la imposición de medallas. Su relato era tan agoniosamente triste que sacaba de quicio a Crecidita, media lengua. Mekachis, por el contrario, comprendía al protagonista, imbuida como estaba de una santa paciencia oriental…
Lo cierto es que Bagatelas levantó pasiones, hizo reír de emoción a los más cenizos del ciberespacio, provocó llantos en ojos vagos que salpicaron de lágrimas las pantallas de unos ordenadores que temblaron durante semanas.
¿Qué historia era esa? Hablaba de orfandades, zancadillas, cuestas arriba… y el desenlace, por chusco entre miserias, era para no olvidar.
Un buen día, ante el cariz que tomaban los acontecimientos, Thor-mentas quiso zanjar el asunto de una kedada y convocó a dos docenas de personas a sentarse frente a unas botellas de vino de Jumilla para regar una parrillada de verduras y mariscos en el restaurante murciano El Corral de José Luis.
Una cigala que había reaccionado tarde parecía querer escapar del plato de Thor que presidía la mesa junto con el otro anfitrión Leuwen. Mar-y-juano, paredro de Faemino (y Cansado), dormitaba ausente, con ese aire de simpático que está para llegar, mientras hacía comentarios jocosos sobre la huerta murciana y el periodo de las lascas… También estaba Antipotros venida allende la frontera y un poco más lejos, Tutifortunati que miraba con un punto de lúbrico desdén.
Se escanciaron las primeras botellas de buen vino y antes de que los efluvios hicieran mella en los comensales, nuestro protagonista Bagatelas tomó la palabra:
-Estamos aquí, comenzó grave, para aclarar de una vez por todas cómo concluye mi historia porque su desenlace es tan inesperado e increíble que no podía contarlo en el foro.
Jmk, suspiró profundo; sujetó del brazo a Aguerrido que daba muestras de impacientarse y ambos a dos esperaron con interés el desenlace de la historia triste de Bagatelas.
-En primer lugar, -prosiguió Bagatelas-, quiero dar las gracias a quienes han hecho posible este evento, tan impensable hace sólo unos días y que tanto me llena de satisfacción hoy. Tengo delante a personas a quienes nunca pensé mirar a la cara y hoy lo hago complacido.
Jmk, suspiró profundo; sujetó del brazo a Aguerrido que daba muestras de impacientarse y ambos a dos esperaron con interés el desenlace de la historia triste de Bagatelas.
-En primer lugar, -prosiguió Bagatelas-, quiero dar las gracias a quienes han hecho posible este evento, tan impensable hace sólo unos días y que tanto me llena de satisfacción hoy. Tengo delante a personas a quienes nunca pensé mirar a la cara y hoy lo hago complacido.
Muchas gracias.
Continúa y termina en A-Foros II
En recuerdo al foro Notetrago.com y a los foreros que lo hicimos (im) posible.
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