03 abril 2010

El ángel blanco y II



Tras un grato recorrido por los territorios de la niñez, Horacio desplazó la línea del tiempo hacia delante para encontrar sonrisas en los rostros de sus seres queridos tras el impacto causado en ellos por su muerte, con la intención de verlos desembarazarse del látigo del sufrimiento. Y sonrió con los labios, los pliegues del rostro y la mirada de ellos. Descubrió que contrariamente a lo que había creído durante toda su vida, lo importante no era leer el pensamiento de la gente sino beber del agua límpida de los sentimientos, espejo que refleja la realidad de manera nítida.

Horacio se sentía liviano, no le costaba ningún esfuerzo desplazarse a largas distancias y una catarata de estímulos pugnaban por ocupar todo su espacio. El ángel blanco se había ido y él estaba solo, pero no envuelto en ninguna soledad amarga y malsana sino como las alegres florecillas de brotar señero en la cima de una montaña. Era otra forma de vida más natural e interesante. No tenía que dedicar largas horas a desentrañar el sentido de una frase o de una palabra porque estaba aprendiendo a transitar por el camino real de los sentimientos, donde las palabras no contradicen al gesto ni éste desmiente, hosco, a las palabras.

En sus correrías después del desenlace, observó Horacio que el sentimiento estaba más desarrollado en las mujeres y que ellas le llaman intuición; que se trata de un vínculo, una especie de anclaje que depositan a la altura de los ojos en el hombre y en el resto de seres porque no es una cualidad exclusiva sino una facultad que también les da resultado con el resto de seres vivos. Si una mujer te mira con intención de instalar el vínculo en ti, pensó, date por muerto. Metafóricamente hablando, porque Horacio ya lo estaba para este mundo. Si bien le pareció que nunca había estado más vivo.

Le gustó jugar con el tiempo y no salía de su asombro ante cada nuevo hallazgo: por fin era lo que había querido ser, un perceptor directo que se empapa de todo el jugo de la vida, sin intermediarios, sin prejuicios ni confusiones. Y comprobó también que el vínculo que el hombre practica con la mujer, adopta como vehículo la palabra, más sujeta a equívocos y malentendidos. Por eso la voz de un hombre corta la respiración de una mujer y le suspende el juicio ya que la mujer está atrapada en el sentir.

Pensó en el ángel blanco y al instante estaba allí, envuelto en su misteriosa sonrisa.

Ya sé por qué los ángeles no tienen sexo, bromeó Horacio, para no dar pistas sobre el modo de atraparte. El ángel sonrió, como quien está informado de todas sus disquisiciones. Y a propósito ¿dónde has estado tú todo este tiempo?

Querrás decir todo este destiempo. Fue la primera vez que le vio apretar el rostro. Puede que no lo creas pero vengo de un ajusticiamiento y de una cena. Horacio se quedó sin voz por unos instantes. El ángel cambió el gesto y le observó divertido mientras calculaba su reacción. Por fin, Horario acertó a bromear: ¿la cena no fue antes? Pensó que el ángel intentaba quedarse con él.

Veo que todavía no te manejas con el tiempo, afirmó el ángel que se reía de la torpeza de Horacio. Mira, dijo como en un susurro: el tiempo es como un instrumento musical que guarda entre sus cuerdas, maderas o metales, todas las melodías. Depende de las manos del intérprete. Ahora tienes todo un universo frente a ti y no existe el antes y el después. A ver cómo tocas esa pieza. Luego cruzó los brazos y añadió: bueno, tú dirás, ¿qué has decidido? Le urgía como quien está impaciente. Me esperan y aunque yo puedo estar en varios sitios a la vez me gustaría que tú también vinieras al lugar adonde yo voy.

Le inquietó el hablar enigmático del ángel. Intentó mirarlo sin la perspectiva del tiempo y reconoció en él el semblante de muchas personas con las que se había encontrado a lo largo de la vida.

El ángel comenzó a pronunciar con una solemnidad fingida y sin perder de vista el impacto que originaba en Horacio: “Yo soy el Alfa y el Omega”… se interrumpió y sonrió mientras buscaba su mirada.

Pero ¿qué dices? No me asustes con esas cosas, exclamó Horacio. El ángel blanco parecía cada vez más divertido; retomó sus palabras y prosiguió: …”Yo soy el Alfa y el Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin”.

Horacio siguió al ángel. El valle devolvía el eco de sus risas mientras entraban en él y un manto de rocío tapizó la hierba con reflejos plateados.


7 comentarios:

Eliane dijo...

Prometeo: Sabés que? Me ha dejado pensando! Muy interesante tu relato y muy enigmático!
Un abrazo

Prometeo dijo...

Muchas gracias Eliane. Ha sido un homenaje a varias bandas.

Un abrazo.

Froiliuba dijo...

Relexiones para dar y tomar, dejas pensando sobre las cosas
de todos modos, yo como ateorra que soy no se si me hubiera fiado de irme con un angel, por muy angel que sea eh

misticaluz dijo...

Voy a pornerme al día que voy atrasada en tus escritos!

Siempre un placer pasar a leerte!

Recibe un relajante y cálido abrazo par tu ser.

Beatriz

EvaonmyMind dijo...

Leerte me ha hecho bien...
Ojalá exista ese angel que lleva de la mano a los que no saben que el tiempo es un instrumento musical. Que los empuja hacia valles tapizados de verde y pintados de plata por el rocío...

Un fuerte abrazo, Prometeo.

Penélope Sierra dijo...

Maravilloso descubrimiento el que hice esta tarde con tu blog...

Seguiré a Horacio e iré detrás del ángel.

Nati dijo...

Hola soy Nati del blog:"Los Cuentos de Nati".
Hoy he decidido pasear por la red, de blog en blog haber que me encuentro y la tarde no estaba muy animada, pues los blog con los que me he encontrado no eran de mi agrado y cuando menos me lo esperaba ¡Biemmmm! me encuentro con esta maravilla y me he puesto a ver lo que me encontraba por aquí la verdad que me sorprendido gratamente es un blog muy especial tan especial que tiene algo que ningun otro tiene y ese alguien eres TÚ, tengo que Felicitarte de todo corazón por tu trabajo me parece muy bueno y he decidido quedarme como segidora, pues tengo que entrar mas despacio y enterarme de las cosas tan interesantes que subes. uff pensé que no encontaria nada que mereciese la pena pero este la merece y mucho.
Yo estoy en el blog arriba indicado, estás invitad@ avisitarme y si te gusta seria un honor tenerte como un@ mig@ más.
Hasta pronto, un beso Nati.