07 junio 2008

El camino del corazón


Cuando tengas que elegir, elige un camino con corazón, porque quien elige un camino con corazón no se equivoca nunca. Popol Vuh.

También Carlos Castaneda tiene otra frase similar que aparece impresa en el frontispicio de su primer libro Las Enseñanzas de don Juan: Yo sólo quiero recorrer caminos que tengan corazón, cualquier camino que tenga corazón. Los recorro por entero y la única prueba que vale es atravesar todo su largo. Y así sigo mirando, mirando, sin aliento.

Hay relatos que dejan huella como me ocurrió en su día con la historia de dos gatos. Se trata de una conversación de Carlos Castaneda con su maestro, un chamán mejicano (don Juan Matus). Carlos le contó a don Juan la historia de una amiga que se encontró dos gatos y los cuidó durante dos años, al cabo de los cuales y por tener que vender la casa fue a dejarlos a una especia de hospedaje de animales. Mientras su amiga bajaba a uno de ellos del coche para introducirlo en el recinto, Carlos soltó al otro (Max era su nombre).
¿Qué pasa con la historia de los gatos?- preguntó
Carlos

- Me dijiste que crees estar corriendo el riesgo como Max,
dijo don Juan.

- Así lo creo.
- Un guerrero no cree sino que tiene que creer. Como guerrero no puedes nada más creer eso y dejar las cosas así. Con Max, tener que creer significa que aceptas el hecho de que su fuga pudo ser un arranque inútil. A lo mejor se metió por el desagüe y se murió en el acto. Un guerrero toma en consideración todas estas posibilidades y luego elige creer de acuerdo con su predilección íntima. Creer es lo de menos. Tener que creer es otra cosa.

Tener que creer significa que también tienes que tomar en cuenta al otro gato, al que jugaba y lamía las manos que lo llevaban a su fin. Ese fue el gato que marchó confiado hacia su muerte, repleto de sus juicios de gato. Tú piensas que eres como Max, por eso te olvidas del otro gato. Ni siquiera sabes su nombre. Tener que creer significa que debes tomar todo en consideración, y antes de decidir que eres como Max, debes considerar que a lo mejor eres como el otro gato; en vez de luchar por tu vida y correr el riesgo, a lo mejor te vas feliz a tu muerte, repleto de tus juicios. La muerte es el ingrediente esencial del tener que creer.

Tenemos que creer que Max se dio cuenta de lo que le andaba al acecho y tuvo al menos poder suficiente para escoger el sitio de su fin. Pero hubo el otro gato, como hay otros hombres cuya muerte los envolverá mientras están solos, desprevenidos, mirando las paredes y el techo de un cuarto desolado y feo…

Así que si no fuera porque nos damos cuenta de la presencia de nuestra muerte, no habría poder ni misterio…
(Relatos de Poder, C. Castaneda)

Esa historia me impactó hace años. A otros les impactó el proceloso mundo de las drogas hacia el cual nunca me sentí atraído. Algunos, de manera inconsciente, hasta hacen apología de las drogas; yo hago apología del camino del corazón.

Cuando tengas que elegir…
Todos los caminos son lo mismo: no conducen a ninguna parte. Hazte la pregunta: ¿tiene corazón este camino? (Carlos Castaneda)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta esta reflexión: en vez de luchar por tu vida y correr el riesgo, a lo mejor te vas feliz a tu muerte, repleto de tus juicios.

Muy interesante. Pero también el corazón (sobre todo el corazón) nos da quebraderos de cabeza

Un saludo. Me gusta su página.

Amparo

Anónimo dijo...

"si no fuera porque nos damos cuenta de la presencia de nuestra muerte, no habría poder ni misterio…"
Siempre he pensado que vivimos según entendemos que morimos. Los modos de vivir la Vida, ese precioso regalo, van de la mano a los modos en que entendemos la Muerte.
Muy interesante su texto. Supongo que llegará el día en que siguiendo el consejo del sabio, me toque leer a Castaneda. Un abrazo va!
Dama del trapecio*

Prometeo dijo...

"La muerte es la mejor consejera". Pero somos tan poco amigos de consejos...

Bonita, la palabra trapecio.

Hermosa tarde, también.

Abrazos, dama del alba.

mcarmenjerez dijo...

Me ha gustado mucho la reflexión.
Ahí va un fragmento de 'Donde el corazón te lleve' de Susanna Tamaro: "cuando ante ti se abran muchos caminos y no sepas cuál recorrer, no te metas en uno cualquiera al azar: siéntate y aguarda. Respira con la confiada profundidad con que respiraste el día en que viniste al mundo, sin permitir que nada te distraiga: aguarda y aguarda más aún. Quédate quieta, en silencio, escucha a tu corazón. Y cuando te hable, levántate y ve donde él te lleve".
Un abrazo.

Prometeo dijo...

Gira en torno a la misma idea expresada con otras palabras. Comentaba una amiga en cierta ocasión que el corazón sólo bombea sangre. Eso es quedarse preso en la sola idea física. Lo cierto es que el corazón es una metáfora de lo mejor del ser humano. El corazón es la antena más certera para captar las señales que más importan en la vida.

Un abrazo