20 julio 2008

Peldaño realizativo



Cuando uno es joven está convencido de que se va a comer el mundo, que va a resolver él solito todos los enigmas y a despejar completamente las incógnitas. Las persistentes injusticias quedarán corregidas y los desafueros, reparados.

Con la rueda de las estaciones renovada cada año uno se da cuenta de que eso no va a suceder así y que el protagonismo que la vida nos tiene reservado generalmente es mucho más discreto y se refiere a una parcela muy pequeña y cercana y no a la totalidad del mundo y de las cosas y eso suponiendo que para entonces no haya hecho estragos en nosotros el escepticismo o directamente la apatía o la indiferencia.

Un peldaño en la escalera, eso somos. Lo importante es mantenerlo aseado y dispuesto para que sirva de necesario paso a los viajeros, incansables buscadores del origen. Ahí es nada. Esmerado, impecable, deslucido, gastado; pero para que haya escalera es imprescindible cada peldaño. La cara y la cruz: sólo un peldaño y nada menos que un peldaño.

Somos, pues, un escalón junto a otro escalón en continuo ascenso hacia el infinito. Concepto este que me lleva, burla burlando, a otro que los expertos en lingüística denominan un realizativo, querencia prometeica, que se refiere a la palabra o frase que un emisor concreto pronuncia en un contexto adecuado: (declaro abierta la sesión, por ejemplo). No es una frase como otra sino que en ese mismo momento se realiza lo que allí se dice. Me sospecho que cada uno de nosotros somos como un realizativo y en su virtud vamos construyendo-manteniendo el mundo.

Escalones, realizativos. No somos simple decorado ni espectadores pacientes, sino que participamos de la trama y de la acción en un mundo mágico. También en el territorio misterioso y fascinante de la literatura.

Cierto es: el primer realizativo fue el "hágase la luz". Y la luz se hizo: el ilimitado poder de la palabra.

P.D. ¿No es acaso un realizativo el cogito ergo sum, pienso luego soy de Descartes?

15 julio 2008

La bloguera más anciana del mundo


En el invierno del año 2000, casi al principio de la historia de las bitácoras abrió su primer blog. Contaba por aquél entonces 100 años. Se trataba de un sencillo diario donde desgranaba sus cuitas y aventuras. Con el tiempo se hizo una experta en el manejo de esta herramienta novedosa surgida a rebufo de Internet.

Olive fue una pionera en el uso de las nuevas tecnologías. Vertió gota a gota las experiencias de su larga vida en un blog que fue mejorando hasta convertirlo en un cálido y acogedor hogar. Podías llegar y quedarte una larga temporada y no te aburrías. Con el tiempo consiguió dominar también un sistema para comunicarse directamente con sus lectores que en correspondencia a sus mensajes de vídeos le enviaban también fotos, mensajes de voz y vídeos con comentarios sobre sus escritos además de contar sus propias correrías.

En el año 2008 Olive era toda una celebridad en Internet y su blog ocupaba los primeros puestos en las listas de las bitácoras más visitadas.

Cada día sus numerosos seguidores leían con fruición o escuchaban con verdadero interés las nuevas entradas al blog de Olive que venían repletas del inventario de nuevas aventuras y desventuras. Así ocurrió sin interrupción hasta junio de 2008.

El 14 de julio de 2008 y ante la preocupación general por su salud se extendió como la pólvora la noticia de la muerte de Olive, la bloguera más anciana del ciberespacio que falleció de muerte natural en Sydney, Australia a la edad de 108 años.

Y aquí es donde se desliza la ficción de manera solapada en los intersticios de la noticia. Lo cierto es que Olive había muerto en la primavera de 2005, según terminó por confesar una nieta de la anciana bloguera. ¿Quién estuvo enviando sin interrupción entradas a su blog por espacio de tres años? ¿Con qué propósito? La desazón escocía a sus miles de seguidores.

La nieta terminó de desvelar el misterio. Lo cierto es que Olive había utilizado un programa de ordenador que le permitía dosificar en el tiempo sus entradas, de manera que ella escribía compulsivamente y dejaba cada día un par de entradas más de las habituales las cuales se harían visibles en la red meses y aún años después. El programa había alcanzado tal nivel de perfección que era capaz de insertar cada día la noticia más destacada ocurrida en el mundo desde el servidor de una agencia con la que estaba asociada. Además y en el colmo de lo asombroso el sistema era capaz de adecuar los comentarios de Olive a la noticia del día de tal modo que no levantó sospechas entre sus seguidores que no fueron conscientes de su final hasta tres años después cuando se acabó la programación.

La última entrada a su blog anunciaba con su propia voz la desaparición de Olive y agradecía a sus lectores el cariño que había recibido de ellos.

(Homenaje a Olive Riley de quien se hace eco toda la prensa mundial. Descanse en paz.) 14-07-08


P.D. En el día de hoy se ha recibido en el blog un nuevo mensaje sorprendente de la propia Olive que agradece el cariño recibido.

(Noticia de Agencia del 27 de diciembre de 2010)

14 julio 2008

Alma de blog II: el diario por dentro




Los amantes del jazz no se me ofenderán si comparo un blog con su música. Escribir en un blog es como interpretar una pieza jazzística, que como los simples aficionados sin muchas pretensiones intuimos se trata de improvisar a partir de un esquema mínimo, porque la música también transcurre por carreteras, senderos, autopistas y carrizales sonoros, cada uno de ellos con sus propias reglas mínimas para que todo el invento no descarrile.

Mientras un creador literario al uso nos hace llegar una obra acabada, -presentación, nudo y desenlace-, para lo cual escribe sus historias, las corrige, las vuelve a corregir y una vez depurada y completada se publica, en un blog las cosas van por otros derroteros, aunque también pueden ir por los mismos. La blogosfera ha inaugurado una nueva forma de escritura más parecida al jazz como decía, y por lo tanto cuenta mucho con la improvisación. No en vano un blog personal tiene algo de diario que por definición registra los sucesos conforme se van desarrollando.

En un blog tienes que llenar una página cada día o cada par de días para mantener el interés y por lo tanto creas a salto de mata. Habrá de todo, claro, pero por lo que compruebo por ahí, se trata de una escritura de farol (permítaseme la licencia) que gustaba mucho a Cortázar. ¿Qué ocurrirá mañana en esta historia que tiene vida propia?

Un blog se parece mucho a la literatura por entregas y esto añade una dificultad más al proceso de escribir al tener que incorporar material nuevo cada día sin tener la obra toda acabada y por lo tanto o bien tienes que fabricar relatos muy sencillos (cuentos cortos) o bien lanzarte a la aventura y si sale con barbas...

11 julio 2008

Las palabras que dan sentido a mi vida



Por aquellas cosas del destino aprendí a leer a los ocho años. Mi tren llegó con un poco de retraso. Desde los once años mantengo un diccionario personal que ha ido creciendo conmigo al igual que hay otros que alimentan un diario en el que regurgitan los sucesos del día en una rumia sosegada para retozar en la nostalgia de lo que fue o pintar un futuro, sin duda, mejor. En vez de recrearme en los sucesos cotidianos alimentaba mi particular diario con las palabras más significativas de la jornada.

Con el tiempo mi diccionario creció y creció y se pertrechaba de nuevas y más dificultosas palabras. Unas me fascinaban por su sonoridad; otras por su denso contenido; éstas más duras de roer y esotras, de algodón, para adormecer las penas.

¿Cómo surgió mi afición por las palabras? Un buen día, allá por mis años de estudiante primerizo me di cuenta de que las palabras eran la materia de la que estaban hechos los sueños y no un simple envoltorio de las ideas. Descubrí que lo más importante de todo era el sentido oculto en cada palabra, matizado a veces y enriquecido casi siempre por la pátina del tiempo y amé las palabras hasta aplicarme a cosecharlas con pasión. Daba igual la materia de estudio, allí estaban ellas. Fue un amor a primera vista. En cada nuevo libro que leía, ya fuera objeto de estudio o fruto de la curiosidad, descubría docenas y docenas de nuevas palabras de las que ignoraba su sentido cabal y aún la existencia misma de algunas de ellas. A partir de ese momento y de la mano del profesor de turno, cada nueva revelación pasaba a engrosar mi diccionario particular en un cuaderno preparado al efecto

Con el tiempo mi diccionario creció y creció y se hizo enorme: todo un árbol frondoso. Del raído cuaderno pasé a un abultado diario con páginas en blanco que más tarde quedó obsoleto y fue sustituido por páginas intangibles de ordenador, ese sueño booleano, según glosa sentida con justicia y maestría de J. Antonio Azpeitia en su excelente blog.

Aún hoy incorporo, tarde a tarde, nuevas palabras a mi colección como tributo al Gran Inventario que no parece tener fin…

Recuerdo la primera palabra que reflejé en mi cuaderno hoy perdido: acaecer. Ahí es nada: toda la vida está encerrada en ella.

Con el tiempo llegué a la especialización y mantenía varios diccionarios temáticos, pero a ninguno le tengo tanto cariño como al general.

Palabras escogidas que dan sentido a mi vida y marcaron, sin duda, un itinerario personal. ¿Por qué ésta sí y esa otra no? Algunas son bien simples y me sorprendo hoy de verlas aunque mantienen el interés sentimental y señalan al origen, cuando unas pocas palabras ocupaban todo el espacio en un magma adolescente que pugnaba por brotar como renuevo de almendro. Otras se han ido actualizando con el correr de los años. Casi una hoja de ruta de mi aprendizaje primero, de mi vida toda.

¿Qué sería hoy sin las palabras? ¿Dónde estaría si no hubieran existido ciertas palabras pronunciadas en momentos de zozobra?

Aún hoy mis mejores libros de cabecera son los diccionarios.

10 julio 2008

Tópicos


Hay una buena cosecha de tópicos o frases trilladas que han hecho fortuna entre la gente a pesar de que le atribuyen un sentido que no es el que tuvieron al nacer; sólo sé que no sé nada, es una de ellas. Curiosa frase de Sócrates que ha hecho fortuna pero la interpretación que ha pasado de boca en boca no es más que una vulgarización.

Veamos: grosso modo, en tiempos de Sócrates había un grupo de cuentistas presuntuosos o parásitos sociales, los sofistas (de sofisma); es decir cuentacuentos que utilizaban argumentos con apariencia de verdad para defender la falsedad de manera persuasiva. Estos sofistas se hacían llamar filósofos, es decir: sabios. Eran maestros en la oratoria para engañar (más o menos como hacen algunos políticos de hoy), y se daban a la buena vida con el fruto de la utilización espuria de la argumentación.

Pues bien, así las cosas, Sócrates, filósofo íntegro y honesto hace uso de su ironía y se presenta allí donde va como el que no sabe nada. En ese contexto, según mi modesta opinión, adquiere sentido la frase que ha pasado a la historia y que sin embargo no tiene el matiz que algunos pretenden conferirle.

07 julio 2008

La puerta del misterio




Es mi puerta,
Cerrada o abierta.
También la aldaba
o el alféizar
y qué decir del gozne.

Pueden salir
o entrar,
mas la llave no es metálica.

06 julio 2008

Sexo, no



Podrás besarme si lo deseas pero nada de sexo”.

Fue la primera mujer que me habló claro. La puse mirando a Murcia y le besé la nuca. Casi me quemó los labios, como de fiebre. Cuando los retiré ella aun tenía los ojos semicerrados y un temblor mórbido recorría su cuerpo.

“Los hombres vivís en un continuo error”, acertó a decir entre balbuceos cuando se repuso; “yo no necesito tenerte dentro de mi para sentirme plena. Tampoco me hace falta que te expliques para percibir tu bullicioso mundo interior”.

Con su voz de miel tarareó una bella canción, acariciando sin prisas cada palabra: “deja tus ojos abiertos cuando caiga la tarde que yo entraré por ellos como nieve que arde…”

Alargué mi brazo hasta encontrarla. ¡Cuánta ternura en una mano!

Tendida en la cama, con los labios entreabiertos, parecía una diosa. La besé largamente. El peso de mi cuerpo la fue rindiendo toda. Su respiración se entrecortó y morimos los dos.

05 julio 2008

De cintura para abajo


Coincídí hace meses en un encuentro literario con un escritor argentino. A cada instante utilizaba la expresión gran pavada, como tantos argentinos la usan, siempre que quería referirse a lo que por otros pagos, y también por estos, se entiende por una chorrada (en versión libre), algo nimio, un pluf.

Imagina, querido escritor de allende los mares, y tú, escriba del lado de acá, por un momento y como hipótesis de trabajo, que un avezado lector descubre un día que la mayoría de las ingentes ideas acumuladas en montañas de papel de la mano de escritores de todos los tiempos no sean más que una gran pavada. En el mejor de los casos una terapia peligrosa.

¿Y por qué? Y sigo soltando cuerda a la cometa. Suponga usted (me pongo más circunspecto) que el hombre, todo ser humano, que tantas veces ha dado hiel, produjera un buen día miel. Y que al libar de esa miel analizáramos todas las obras maestras en la que sus autores se han explayado en mostrarnos las pasiones, las luces y las sombras del homo sapiens común y corriente, es decir, del productor de hiel.

Y sigo tirando del hilo si no se me marea mucho la hipótesis. Supongamos que en el homo hubiera (llamémosle) más registros inexplorados todavía y uno de esos registros reflejara a un ser humano más completo, hecho de un barro más cocido y por lo tanto con más posibilidades inéditas hasta la fecha. Puestos ya: ¿y si en el hombre existiera la potencialidad de producirse un salto cualitativo similar al ocurrido con la aparición del raciocinio? Rozamos la ciencia ficción y saltan chispas.

Si así fuera, ¿qué haríamos los escritores hurgando en la infancia de la especie? ¿No sería más provechoso darse a experimentar con el ser humano adulto hecho y derecho con sus múltiples potencialidades en vez de enrocarse en la inmundicia como cochino en el lodo? ¿O seguimos como contables rutinarios clasificando rarezas para el Gran Inventario?

En la solapa de tantos libros se pueden leer cosas parecidas a lo que sigue: he aquí a un gran autor contemporáneo que ha sabido ahondar como pocos en lo más profundo del alma humana, bla, bla, bla. Y lo más profundo son bajezas, odios, desamores, miserias, etc.


Por si alguien piensa que el verano no me sienta bien argüiré sobre lo dicho aquí (en esbozo apresurado), que también cabe la posibilidad, como decía el amigo argentino, de que no sea más que una gran pavada, riesgos colaterales de disparar con la pluma.

Saludos y felices vacaciones

03 julio 2008

De éxitos y fracasos



Quienes nos desahucian cuando nos sobreviene un fracaso ignoran en verdad si ese fracaso será un acicate para el éxito futuro o el triunfo final del fracaso.
Con su actitud contribuyen al segundo supuesto, por lo tanto son
perjudiciales para nuestra salud.

***
Érase una vez un poeta de éxito. Una docena de premios reposaban orgullosos en los estantes de su biblioteca. Una tarde dejó de creer en las palabras.
Ese día se secó su manantial poético.

***
Creo en las personas de éxito que han sufrido algún fracaso
en su vida antes de triunfar.
***
Le plantearon al escritor José Luis Sampedro la siguiente pregunta,
¿qué le aconsejaría usted a un joven que quiere ser escritor?
Que si puede dejarlo que lo deje”, respondió el maestro.

02 julio 2008

Contrapunto

Keran Leah Hevia

Te hallé mientras deambulabas por las calles de una ciudad plateada. Envuelta en fina lluvia te perdiste entre callejas sin nombre como un presagio de inmolación y muerte… Ni el viento ni el tiempo pudieron estorbar el encanto de tu mirada triste en mis ojos verdes, hoy tornasolados…

Fue ayer. Te contemplé durante unos minutos eternos. Parecías como salida de un torbellino de fuego o de una pesadilla agónica si bien tu andar era elegante. Estabas allí en mi ciudad, delante de mi, como tantas veces había soñado… Pero si era así yo moriría aquella misma tarde… De eso no había ninguna duda… Un frío sólido subió desde la nuca hasta el último cabello de mi cabeza como cruza el rayo de este a poniente en un suspiro.

Por una calle estrecha como el nudo que angostaba mi garganta, fui deslizándome hacia la vieja ermita donde te encontrara hacía ya mucho tiempo. Allí estabas tú con esa sonrisa enigmática que me subyugó la primera vez. No había nadie más o yo no los vi; simplemente estábamos tú y yo en aquel instante y lugar y nadie más podía trastocar ese momento mágico, sublime. Al poco ya no estabas, como si un fantasma jugara conmigo… ¿Qué pasaría si te busco entre los fantasmas de la noche y cruzo la niebla de mi ciudad ahora desierta? No quería que aquello se resolviera en un sueño, así que eché a andar calle arriba. ¿Se habrá esfumado como espíritu y deambulará sin rumbo por plazas y callejas?

Abrí los ojos y sentí tu respiración en mi nuca. Volví mi rostro de pronto y allí estaban tus labios y tus ojos ensayando una tirada certera… Acerqué los míos lentamente y noté el frío mármol y probé la dulce miel… Y al instante vi, lo vi antes de que ocurriera, cómo mi cuerpo tropezaba contra el suelo sufriendo la agonía que presagió tu presencia.

Y ya no tuve ninguna duda: eras tú. Habías venido a mi entierro…


PD. En recuerdo y homenaje al nik tutifruti, compañera de debates foriles. Mi escrito nació a raíz de un texto de ella.

01 julio 2008

Walt Whitman. In memoriam



Si ahondara el hombre,
si arribara hasta las consecuencias últimas,
¿qué de qué encontraría?
Si rascara el barniz de su cordura,
y mirara debajo de los filtros,
si curara las costras,
aliviando las llagas que supuran.
Si limpiara el cristal que lo divierte,
si llegara hasta el fondo,
¿qué cosas contaría?
Mira, se devana los sesos,
y cuando concluye está dormido,
o se extraña del punto al que ha llegado.
¿Qué dirán los de enfrente?
Reniego de las mentes tan preclaras
que se quedan al borde de sí mismos,
niños llorones, sin tiempo ni energía,
hiposos, lamentando.
¡Tú eres lo mejor que tienes!
¡Ah, las lágrimas, las lágrimas!
Desterrad de una vez los dogmatismos:
el dogmatismo de las religiones,
el dogmatismo de las ciencias nuevas,
de las ceñudas letras prisioneras,
de los descreimientos y las dudas.
¡Ah el hombre, el hombre!
Entretenido con fuegos de artificio.
¿Mayor de edad el hombre?
Le estimula más ser niño que llora.