25 octubre 2005

Isabel



Era una tarde tibia de primavera. La vi venir a lo lejos. Yo arrastraba mi maletín mientras ella iba prendida de una mano que la recogía del cole. Reconoció mi cara entre mil rostros anónimos, dio un respingo y salió disparada. Desde la otra acera la vi correr hacia mi y saltar como cervatilla con su carita encendida de alegría: ¡papá! Se perdió entre las ruedas de un camión, zarpazo de la muerte, que la arrolló inmisericorde, malditos segundos. ¡Isabel! ¡Soy tu padre … y tu madre! balbucí como una orden para que se quedara conmigo. Cuando llegué a su altura anegado en gritos y en lágrimas pude ver su cuerpo en un amasijo informe. Sólo quedaba intacta su cabeza que acertó a levantar en espasmos y mirándome dijo como en un suspiro: ¿qué he hecho mal, papá? La abracé lo que pude, caí al suelo y sólo recuerdo gritos y gentes que se movían escandalizadas. No has hecho nada mal, mi amor. Y el cielo me cerró sus puertas.

Tras quince días de coma profundo amanecí en una cama de hospital. Cuatro pupilas desconsoladas me miraban entre luces. Sólo tuve fuerzas para empezar a exudar unas lágrimas que brotaban de mis ojos lenta, pero inexorablemente como una fuente que agotara su caudal. ¿Qué he hecho mal, papá? rebotaba en alguna parte de mi cerebro una y otra vez, con ese sonido impreciso y hueco que se oye en el campo abierto y solitario. ¡Mi niña!

No existe consuelo para el desconsuelo. Las lágrimas, trazado el surco, fluyen a cada instante abriendo el pozo sin fondo de las amarguras. Ni cinco ni veinte años bastan para desbaratar la impotencia atrozmente macerada por la angustia y por el tiempo.

Los atajos de esta vida, abrupta, terrible, espantosa, cortocircuitante. El desconsuelo absoluto y total. Mierda de palabras.

¡Mi niña!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Naufragios, náufragos, botellas olvidadas mecidas por las olas... islas flotantes, unas luminosas, otras sin estrella, a la deriva; o con estrella antigua donde sólo queda el pálido reflejo aunque años luz ha que el lúmen pereció aunque todavía nos regala su recuerdo, su energía. Paradoja...
Sueños, peregrinaje, montañas rusas y trance. Eso son palabras, sólo palabras. Mierda de palabras dice usted. Digo yo.
Vivir, pese a los sueños donde uno es padre y madre, donde las niñas mueren y se apagan, como las estrellas, las islas luminosas donde algunos descansan y otros llegan perdidos. Pero vivimos con los sueños (y realmente es lo único que nos pertenece, como afirmara Nietzsche) y más allá de ellos, como círculo infinito donde retornamos siempre, soñamos y vivimos, mezclauniónfusión de circo, misión de trapecistas.
"Balbucí como una orden para que se quedara conmigo". También la niña balbució. Yo sé que se quedó, que en la vida está siempre a tu lado aunque como tú, busca sus atajos contra el tiempo cortocircuitante y el existir abrupto, terrible, espantoso... frente y junto al desconsuelo absoluto y total de las tardes sin sol. No hay distancia, porque tú y yo estamos más allá de las palabras, donde habita el latido primigenio... Tu niña se quedó junto a tí en el sueño. También en la vida. Lo sabes. Lo sé. Tú también estás... aunque no lo parezca... como yo,y lo sé.
No eres un desconocido, pero si lo quieres lo serás y así juntos retomaremos lo perdido, conociendo o reconociendo NOS, para escribir más versos e iluminar la vida, el sueño, en el que juntos vamos. Siempre fuimos. Iremos. Siendo libres, SIENDO SIN FALTAR NOS.
quiero verte mientras vives y sueñas y creces y sigues sin rendirte hacia la paz... quiero que me veas mientras vivo y sueño y crezco y sigo sin rendirme...
Usted es padre y madre y Robinsón, poeta,guerrero, vencedor aunque a veces te sientas vencido, como todo el mundo por una u otra cosa, (Vencedor siempre, dice mi latir, si no nos perdemos más entre la Nada del Mundo). Hasta donde alcancen las palabras eres. (Qué alegría inmensa...).Por los siglos de los siglos y más allá del Tiempo. Conocido y desconocido cibernauta de los mil pájaros y uno a contravuelo en su espacio virtual de creación... Se agota mi decir porque no puedo decirte a tí, así, lo feliz que me hace tenerte de nuevo, sentirte.
No te preocupes.
Estoy aquí...
allí,
entre tus costillas
y...
te quiero.

Azpeitia poeta y escritor dijo...

Primero tu relato me ha dejado sin palabras, aunque quiero pensar que el relato no es real. Y que belleza después las palabras de Adah....estoy conmovido...un abrazo desde azpeitia

Prometeo dijo...

Muchas gracias por tu visita y por tus palabras, azpeitia. Y fue gracias a Dios sólo un mal sueño.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

.. Chssss .. tu niña es una gota de tu sangre y de tu luz y camina serena porque tiene tu luz y tu sangre .. De eso, estoy segura Prometeo, segura más acá del sueño que soñamos inocentemente..
Más SOL para que el soñar aquí y allá sea bonito, que lo ES*
DamadelTrapecio*