18 octubre 2009

El sello de Salomón VI





Los “navegantes de la penumbra” habían hecho su aparición en la escena del crimen después de meses de no dejarse ver por entre las imponentes naves de la catedral. El deán me puso al tanto de las correrías de semejantes sujetos, una especie de vampiros inconscientes que parecían disfrutar con el olor a sangre fresca y que realizaban oscuros rituales con animales y puede que con algo más que animales, según la opinión del inspector Crespo que contaba con sospechas fundadas sobre el particular. Tras intercambiar alguna información con el deán sobre las actividades de los navegantes de aguas turbias me retiré al hotel a descansar y reflexionar sobre lo vivido.

- ¡No olvides pasarte por el archivo biblioteca! Me reconvino el deán amablemente.

- Lo haré; descuide, respondí con una sonrisa.

Llevaba varios días en la bella ciudad de Burgos ocupado en unas averiguaciones que basaron su razón de ser y tomaron consistencia al calor de una partida del juego de la oca. No pude menos que sonreír ante un hecho tan poco sólido. Me constaba que los compañeros de Alicante esperaban impacientes algunas noticias, de modo que me senté frente al ordenador portátil que siempre viaja conmigo y comencé a redactar un mensaje.

Queridos buscadores, -inicié la misiva con un poco de ceremonia- me encuentro al borde de la sorpresa. Creo que mi presencia aquí ha sido provechosa más por ciertas intuiciones alejadas de los comunes derroteros de un razonamiento lógico que por unas conclusiones fruto del trazo firme de un bisturí, pero no por ello menos concluyentes y esclarecedoras. Parece ser que todas nuestras pesquisas no han sido en vano. Llevamos décadas buceando en las procelosas aguas de los lugares mágicos y en ciertas ideas aparentemente descabelladas. Lo cierto es que cada día que pasa se confirman nuestras “sospechas”. Todos los escritos sagrados, troceados y estudiados minuciosamente por algunos miembros del grupo; la mayoría de las verdades reveladas que se desprenden de esos escritos provenientes del este y del oeste no son sino una gran metáfora con muchos puntos de coincidencia sobre la vida y sobre el destino del mundo.

Recapitulemos: todo empezó con una partida del juego de la oca. ¿Qué tiene que ver ese juego con ciertos símbolos míticos como el Sello de Salomón que hay en la vidriera de la catedral?

En primer lugar, el aparentemente sencillo e ingenuo juego de la oca no es más que un rompecabezas que parece albergar ciertas claves importantes para la vida y su contraparte la muerte. Como señuelo no está nada mal, ¿quién iba a suponer que un tablero con una espiral esconderían, a la luz pública, un mapa del tesoro? Pues bien, el juego de la oca que me trajo a esta bella ciudad para desentrañar el simbolismo del Sello de Salomón que se enseñorea en el frontispicio de su archiconocida catedral es otro mojón más, donde manos expertas escondieron en los espirales vericuetos de su trazado el verdadero sentido de hechos como el Camino de Santiago.

Tomo aire: la subida a la montaña de la vida a través del simbolismo y la numerología, de ciclos, trabajos hercúleos, pruebas, caídas y vuelta a empezar… avances y retrocesos, tiempo para la acción y tiempo para la contemplación; pozos que precisan de la ayuda de los demás para salir de ellos, puentes que nos elevan. Estamos ante un laberinto similar al sello de Salomón. Y en medio de todo ese paisaje surge como el relieve para el ciego, una revelación importante: todos los caminantes llegaremos al final de la travesía, porque hay múltiples posibilidades de completar el trayecto incluso con otro ropaje. Y hay atajos, los saltos de oca a oca que nos conducen, a través de un agujero negro o senda imaginaria hasta la sabiduría en un acortamiento espectacular del recorrido.

Pero eso no es todo, porque si no he entendido mal, ¿no es precisamente ese el camino de regreso al origen? Así parece, amigos, ¡resulta que el camino que nos conducía al ansiado objetivo estaba proyectado en el futuro cuando en realidad se encuentra en el principio! ¿No es sorprendente?

En ese punto me pareció escuchar un ruido en la puerta y dejé de escribir. Tras unos momentos de vacilación continué con mi tarea.

¿Camino de Santiago? ¿Templarios? ¿Santo Grial y tantos otros mitos y símbolos no son más que metáforas, planos, rutas secretas, llamadas de atención? Escribía convencido ya de mi hallazgo.

Estaba como un chiquillo con “playstation” nueva ante mis descubrimientos.

-Y ese es el truco, concluí: el destino se encuentra en el origen. De ahí que el nombre de nuestro grupo “buscadores del origen”, por una de esas extrañas carambolas de la vida, nos ha venido bien dado.

Un nuevo golpe en la puerta me hizo salir bruscamente de mi autocomplacencia. Ahora parecía claro que alguien desde el otro lado manipulaba los mecanismos de apertura y cierre de la puerta.

Antes de abrir me acerqué a la mirilla. El pasillo estaba vacío. Tras unos segundos abrí la puerta y allí estaban ellos. En un primer momento no supe qué hacer ante sus caras serias. Se trataba de los dos individuos que sorprendí mirándome desde detrás del túmulo de piedra en la Capilla de la Visitación.


Sigue.






20 comentarios:

Carmen Montoro dijo...

Bueno, Náufrago...

Esto se pone muy interesante... "el destino está en el origen", el sello, esa serpiente de Rumi, principio y fin, arriba y abajo...

Vale! me tienes atrapada en tus palabras.

Te leo más, saludos salados!

Abuela Ciber dijo...

Prendida al relato, aguardo entregas...

Cariños

Prometeo dijo...

Hola Carmen. Muchas gracias. No es mala pieza la que he atrapado.

Saludos

Prometeo dijo...

Buenos días Abuela Ciber. Muchas gracias.

Cariños.

vary dijo...

..presente en tan interesante relato.
saludos!

La abuela frescotona dijo...

fantástico relato,muy bueno, espero la proxima entrega...un abrazo

Marisol Cragg de Mark dijo...

Una historia para llevar al cine como "El código Da Vinci" ;-)
Muchos saludos desde Berlín.

david dijo...

Recien descubro este espacio y me ha parecido muy interesante.
Tendré que ponerme al dia de todos sus contenidos.

Saludos y enhorabuena por el blog.

Vivian Angélica dijo...

Hola Prometeo!!

Estoy visitando a quienes en algún momento he leído y hoy te comparto:

"Cuando la pena sea amarga
y la sonrisa escasa,
cuando el fracaso ponga a prueba
tu vida y estés triste;
cuando una sombra te recorra el alma,
y creas que todo esta perdido,
quiero que sepas que:
Si me llamo tu amigo,
allí estaré siempre. "

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_________♥-:¦:- -:¦:-*.♥ Cariños Vivian :-)

Leni dijo...

Cuando tú tomas aire me quitas la respiración...

Una historia que trasciende .
Es como dos historias paralelas,una que se vive y otra que se siente.

Preciosa la Catedral de Burgos¡¡

Una narración asombrosa Prometeo.

Beso(con destinatario)

Prometeo dijo...

Gracias INSTANTES por estar.

Saludos

Prometeo dijo...

Hola Abuela Frescotona. Muchas gracias.

Un abrazo.

Prometeo dijo...

Muchas gracias, Marisol. La llevaremos al cine si a usted se lo parece. Pero en ese caso tendría que intervenir usted también.

Saludos.

Prometeo dijo...

Muchas gracias David. Bienvenido.

Saludos

Prometeo dijo...

Muchas gracias Vivian Angélica. Muy bonitos y muy buenos tus deseos.

Cariños.

Prometeo dijo...

Hola Leni, muchas gracias.

Toma aire, toma aire; respira acompasadamente.

Beso.

Catalina Zentner Levin dijo...

Me gustan mucho estas historias misteriosas. Volveré por la continuación.

Saludos,

M. Angel dijo...

Amigo Prometeo, esta narración nos trae en jaque esperando cual es su final.Ahora bien, cuanto mas tarde mas mas misterio y mas deseos de de leer el próximo capitulo.

Saludos.

Prometeo dijo...

Gracias, Catalina. A veces uno se despista. Muchas gracias por tus palabras

Un abrazo.

Prometeo dijo...

Gracias M. Angel, disculpa también.

Un abrazo.