10 abril 2009

Próxima estación


Trenes que exhalan su humo como un adiós;
calles que esperan húmedas; polvorientas;
miradas broncas, arrugas de aluminio,
tímidas luces en rostros de cerámica.

Estaciones de tren, abracadabras de cristal,
puertas mágicas que cierran cuando abren
con su trasiego de peregrinos y devotos,
como boca de metro en la mañana gris.

Principio y fin, encrucijada de sudores y perfumes,
de risas con lágrimas y llantos de encaje,
escaleras como plantas trepadoras
con sus zarcillos peldaño a peldaño,
acaracoladas de principio a término.
como las nubes de Azorín.
Ojos difusos, pupilas vacilantes,
seres anónimos, sonrisas de papel
que pasean su suerte y tientan al destino
con su futuro de vidriera.

Y mientras todo gira ella parece quieta,
pero también derrama sus suspiros al aire
con su entramado de cables, trastes de guitarra,
pies de acero, urdimbre de metal.
Igual que ella, próxima estación,
así, de tarde en tarde, lanzamos a volar
las palomas de nuestros sueños.

“En realidad me marcho para poder volver”

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Prometeo. Cuando muestras tu vena poética es cuando más feliz soy. Pero no temas, porque todo lo que escribes me gusta mucho.

Estoy de vacaciones por tu tierra alicantina y ayer quise ir con una amiga a la falda del Puig Campana y me acordé de ti y de tus escritos. Eres un romántico hasta cuando hablas de las piedras. Estuvimos cerca de la subida por la pedrera. Es un paraje encantador y creo que he descubierto por qué te gusta tanto.

Un abrazo, Prometeo, de tu admiradora más fiel.

Alicia.

Prometeo dijo...

Hola Alicia. Me alegro que estés por estas tierras. El Puig Campana es un sitio muy sentido por mi.

Que lo pases muy bien.

Un abrazo

Marcela dijo...

Me gustó mucho.
Me gustan los poemas sobre cosas cotidianas, me gusta encontrar en algo de todos los días, esa poesía que encontraste.
Un beso.

Prometeo dijo...

Muchas gracias, Marcela. A veces es una espera en una estación de alguien que amas es el disparador necesario.

Un beso

EvaonmyMind dijo...

Hola Prometeo.

No conocía esta faceta tuya. Tengo que ponerme al día y leerte, pero me ha encantado descubrir tu sensibilidad.

Ahora me va a costar más discutir contigo...

Saludos

Elena

Prometeo dijo...

Hola Elena.

No te preocupes: estamos a las duras y a las maduras. La vida es así: que discutamos en algunos temas quiere decir que no somos clones unos de otros y que somos personas libres cada uno con su propia opinión sobre los más diversos asuntos. Y que concordemos en tantos otros asuntos quiere decir que somos humanos y tenemos muchas cosas en las que apoyarnos mutuamente.

Bienvenida y gracias por tu visita. Voy a visitar tu blog a ver si descubro quien eres.

Un abrazo.

alba* dijo...

Cuantas vidas e historias distintas pasan a diario por ellas ¿verdad? las estaciones de tren o de vida al fin y al cabo.
Albergan reencuentros y despedidas constantes, alegrías y penas, sonrisas y llantos.

Muy bonito el poema, Prometeo, me ha gustado mucho, venir a pasear por tus costas me es una delicia, felicidades y que pase usted un buen martes señor náufrago.

¡Miau!

Prometeo dijo...

Gracias alba*.

Usted disculpe pero se me quedó traspapelado su comentario, que ya tiene delito traspapelar el alba.

Las estaciones son de lo más vivo del planeta. Allí se cuecen muchas historias, felices unas, desgraciadas otras. La vida.

Besos

alba* dijo...

Pues si no lo dices ni me entero del traspapeleo .-)

Nada hay que disculpar, pues.

Besos mil.