18 abril 2009

Las alforjas de Esopo



Πῆραι δύο

Προμηθεὺς πλάσας ἀνθρώπους δύο πῆρας ἐξ αὐτῶν ἀπεκρέμασε, τὴν μὲν ἀλλοτρίων κακῶν, τὴν δὲ ἰδίων·

καὶ τὴν μὲν τῶν ὀθνείων ἔμπροσθεν ἔταξε, τὴν δὲ ἑτέρων ὄπισθεν ἀπήρτησεν·
Αἴσωπος

Cuenta Esopo en una de sus fábulas que cuando Prometeo modeló al hombre le colgó dos alforjas, una delante sobre el pecho que guarda los defectos ajenos y otra detrás, sobre la espalda, que arrastra los defectos propios. De ahí viene que las personas solemos ver los defectos del prójimo y no los nuestros, la mota en ojo ajeno pero no la viga en el propio.


Otro famoso fabulista español de finales del siglo XVIII, Félix María de Samaniego, cantó la misma copla de esta guisa:


En una Alforja al hombro
llevo los vicios:
los ajenos delante,
detrás los míos.
Esto hacen todos;
así ven los ajenos,
mas no los propios.


Se trata, pues, de un defecto de fabricación. La clave consistiría en darle la vuelta a las alforjas para poder tener delante nuestros propios defectos, lo cual nos haría guardar un prudente mutismo en muchas ocasiones.

El caso es que anoche tuve un sueño de esos que no dejan dormir. Caminaba sin descanso y abatido por el peso de las dos alforjas del fabulista célebre. Pero al poco la carga que tiraba de mi se hizo insoportable y decidí deshacerme de una de las dos alforjas. Avisado por la fábula decidí arrancarme la alforja que llevaba colgada sobre el pecho y poner en su lugar la otra alforja: ya nunca más me preocuparía por los defectos de los demás y estaría atento a corregir los propios, parecía indicarme el sueño como una suerte de moraleja.

Reanudé el paso pero a los pocos metros me di cuenta de que la alforja que colgaba sobre mi pecho molestaba mi caminata porque no es ese el sitio más apropiado para acarrear un pesado fardo. De manera que giré la alforja y la puse sobre la espalda. Anduve muchos senderos contemplando paisajes espléndidos, montañas misteriosas y travesías y gargantas angostas, mientras silbaba aliviado por mi ligera carga.

Al caer de la tarde, un poco antes de despertar de mi sueño, había olvidado que transportaba una alforja y me mantenía sólo atento al camino, las pisadas y el arroyo.

5 comentarios:

Silvio dijo...

Admiro sinceramente la profundidad de tus letras, la rigurosidad estética de tu narrativa y tu incuestionable inteligencia.

Respetuosamente y sin ánimos de ser obsecuente.

Un saludo cordial.

Prometeo dijo...

Muchas gracias, Silvio. Sin duda es usted muy generoso.

Saludos.

Javidieguez dijo...

Inquietante fábula, mejor moraleja, bellísimo espacio. Soy una botella vacía que arribó a tu costa, y que retorna feliz con un pliego en su interior. Enhorabuena por tu blog. Un saludo

Prometeo dijo...

Muchas gracias Javidieguez. Seguro que en esa botella hay historias de náufragos que se resisten, sentires y decires que habrá que escuchar sin ninguna duda.

Saludos

Anónimo dijo...

Felicitaciones por tener uno de los blogs más sofisticada que he tropezado en algún momento ! Su increíble lo mucho que puede quitar algo simplemente porque de lo visualmente hermoso que es. Youve creado un gran blog gráficos gran espacio , videos, diseño. Esto es definitivamente un blog que hay que ver !